Acabo de ver el documental ‘El dilema de las redes‘ (The Social Dilemma) de Netflix. Gran reflexión del impacto de las redes sociales sobre nuestra vida, conducta y pensamiento. Crear una adicción con una meta: ganar dinero a costa de vender un producto. El producto eres tú.
Es difícil asimilar toda la información que recibimos gracias a la tecnología ya que nuestro cerebro no está fisiológicamente preparado para recibir tantos impactos del estímulos diferentes y dirigidos con un fin, por lo que somos muy vulnerables a ser influenciados. No te culpes por ello, es que es muy difícil no caer en la tentación de una maquinaria perfectamente engranada para reclamar tu atención.
La psicología del consumo trata de conseguir el mejor engagement hasta el nivel de controlar el comportamiento e ideologías de las personas que usan las redes sociales. Se hablan de muchos aspectos de la psicología que hemos hablado en esta web, tales como neuromarketing, influencia social, adicción a nuevas tecnologías, pensamiento grupal o comportamiento en redes sociales. Por eso, este artículo de opinión para recordar algunos de estos aspectos del ámbito de la psicología que se hablan durante el documental. El cual recomiendo su visualización.
Hablamos de engagement en redes sociales o internet a cómo conseguir que un usuario permanezca enganchado delante de la pantalla recibiendo impactos y estímulos que finalmente se convierte en publicidad o propaganda. En el neuromarketing está la respuesta y busca llegar de manera más eficiente a los clientes potenciales. El neuromarketing está presente desde que hacemos una búsqueda en internet, jugamos con nuestro teléfono o revisamos esa notificación de cumpleaños de Facebook. ¿Cómo logran tenernos enganchados?
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Poco a poco esos impactos generan una influencia y control sobre nuestras decisiones y pensamientos, el neuromarketing nos redirige hacia el objetivo de las grandes empresas que se encuentran por detrás. Para la red social en cuestión, los clientes son las empresas que están por detrás y tú el producto y todo se encaja en un engranaje que produce miles de millones de beneficios.
Todos estos impactos que recibimos son un chute de dopamina en nuestro cerebro que nos mantendrá con una ansiedad anticipatoria de aquello que queremos ver. Todo esto bajo un principio de condicionamiento básico psicológico: el reforzamiento por intervalo variable.
Si no sabemos cuándo vamos a recibir un estímulo gratificante o esa notificación que nos agrade más, pero sabemos que la tendremos nos mantendrá en vilo y en constante atención. Es como funcionan las máquinas tragaperras. Es como funciona una adicción, una dependencia. La adicción que crean estas plataformas tecnológicas es similar a las de las drogas, pero con el aparente visto bueno de todo el mundo. La creación de falsas expectativas en un entorno virtual puede destruir relaciones más sanas.
Y sí, son capaces de modificar nuestros pensamientos e ideologías ya que solo nos mostrará aquellas recomendaciones que más se ajusten a lo que nosotros vemos o hacen que veamos, por lo que se pierda cierta capacidad crítica al no presentarnos otras ideas. Se produce un pensamiento grupal en masa, que nos conecta a personas supuestamente afines de todo el mundo.
Hace un par de años tuve la oportunidad de hablar en Documentos TV
sobre las redes sociales en el documental ‘Cuando la red no es social‘, en el que se hablaba sobre los peligros que genera el uso descontrolado de estas redes. La enorme funcionalidad de internet e incluso las redes sociales nadie la discute, pero se deben saber usar con moderación y conocimiento, por eso es imprescindible una educación digital acorde. Nadie coge un coche sin tener carnet de conducir, pues igual.
Hay que saber usarlas y tener cuidado con ellas. Es estar ante el mundo detrás de una pantalla que parece dar una aparente inmunidad, protección y anonimato en algunos casos que crea conflictos sociales que acaban repercutiendo en la vida real.
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