La resiliencia es la capacidad humana de sobreponerse a la adversidades y crisis personales proyectándose hacia el futuro y aprendiendo de ellas para conseguir una mejora personal gracias a la experiencia. Todo el mundo tiene esta capacidad por lo que no es algo extraordinario, aunque no todo el mundo sea capaz de desarrollarla de la misma manera.
Gracias a la resiliencia las personas somos capaces de seguir evolucionando y adaptándonos al ambiente. Un gran ejemplo ha sido la manera que hemos afrontado y estamos afrontando la crisis actual derivada de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. Las crisis por las que pasamos pueden ser derivadas de distintos tipos de problemas ya sean derivados de sucesos traumáticos, como un accidente o una enfermedad, o por problemas en nuestras relaciones interpersonales o laborales.
Las personas resilientes no son superhéroes, también sufren durante esos periodos difíciles problemas asociados como la ansiedad, o desequilibrios emocionales que en algunos casos requieren de apoyo profesional. De hecho, el saber solicitar ayuda a tiempo y a las personas adecuadas es una de las características más importantes que poseen las personas con una resiliencia alta.
Aprender del pasado: los obstáculos como trampolín resiliente
Nuestra experiencia debe servir como motor que sirva para conocer mejor nuestros puntos débiles y fortalezas para así reforzar el aprendizaje hacia evitar errores pasados de manera eficiente. Para ello, la mejor herramienta es la toma de autoconsciencia personal y emocional realizando ejercicios de autoreflexión. ¿Qué contestarías a las siguientes preguntas?
- ¿Cuáles han sido los acontecimientos más difíciles a lo largo de mi vida?
- ¿Me han afectado a nivel emocional? ¿social? ¿económico?
- ¿Me estresa pensar en esas eventualidades? ¿Evito pensarlas?
- ¿He vuelto a caer en el mismo error varias veces?
- ¿Cuánto importante han sido las personas que me rodean cuando las cosas han ido mal?
- ¿He pedido ayuda ante las adversidades?
- ¿Cómo he logrado superar los problemas?
- ¿En qué me he apoyado para salir de esa situación?
Estas y otras muchas preguntas pueden ser de gran ayuda para conocer qué camino nos llevó a la mejor solución para nuestros problemas de manera que procesemos esa solución como válida para los siguientes problemas que tengamos, y no solo eso, sino que la optimicemos y mejoremos día a día la resolución de problemas. Sin esta autoreflexión se vuelve más difícil el aprendizaje de lo que es verdaderamente resolutorio para nuestras vidas.
Análisis DAFO personal: debilidades, amenazas, fortaleza y oportunidades personales
Nuestra vida es nuestra mejor empresa personal y si hacemos un símil con una de las herramientas más comunes en la gestión empresarial, podemos aprender de nuestra experiencia realizando un pequeño análisis DAFO personal e identificar así los aspectos más relevantes para mejorar día a día.
Debilidades de una persona
Primero toma nota e identifica aquellas cosas en las que crees que no eres demasiado bueno o puedes mejorar. Realizar una autocrítica consciente de aquellas debilidades que nos influyen en la vida es el primer paso para mejorarlas. Se ha de ser sincero con uno mismo y anotar todo aquello a mejorar, por muy pequeño que pueda ser. De un grano de arena se puede hacer una montaña.
Por ejemplo, anota aspectos de la personalidad que podrías mejorar (la comunicación, la puntualidad, la organización, etc.). También debes anotar aquellas cosas que solo haces por necesidad u obligación y suponen un peso diario en tus decisiones así como otras habilidades que te gustaría dominar y a día de hoy no lo haces por falta de experiencia (por ejemplo, la formación).
Amenazas: la ansiedad
En cuanto a la amenazas, la mayor de ellas suele estar ligada a la propia ansiedad excesiva que genera preocupaciones ante amenazas que quizás no lo sean tanto pero nuestro nivel excesivo de alerta nos bloque e impide continuar con nuestra vida. Nos convertimos en portadores de miedo generalizado si bien en la mayoría de los casos lo único que hace es paralizarnos. Para evitar este miedo, lo mejor es localizar las posibles amenazas para analizarlas y ver si realmente lo pueden llegar a ser o no.
Es importante saber que sí existen amenazas pero que no todas son tan acechantes como parecen. Analizarlas previamente nos permitirá tener un plan con previsión que nos dará mayor estabilidad a la hora de tomar decisiones importantes en la vida. Además, nuestra capacidad resiliente nos hará tomar nota de las amenazas pasadas para reubicarlas y darles el verdadero valor que se merecen, reubicarlas o eliminarlas de nuestros planes porque no suponen un peligro real.
Fortalezas: ¿en qué me diferencio de los demás?
Todos sabemos hacer cosas bien, aunque nos cuesta a veces encontrarlas o exteriorizarlas es importante localizar aquella pequeña cosa que sé hacer bien o un poco mejor que los demás y a partir de ella explotar nuestras capacidades hacia áreas adyacentes a esa tarea que dominamos o sirva de trampolín generador de nuevas ideas y fortalezas que quizás no nos dábamos cuenta que éramos capaces de explotar. Tu experiencia y la superación de problemas pasados será tu mejor arma. ¿Qué cualidades positivas ven las demás personas de mi? ¿De qué estoy orgulloso? Para esto puedes preguntar a personas de confianza que te ayuden a valorarte de forma objetiva.
Oportunidades: el camino de la resiliencia
Por último, debes pararte a examinar como aprovechar todas esas cosas buenas (y malas) de mi persona o de mis experiencias pasadas para conocer mejor qué oportunidades se nos presentan a partir de ahora. Por ejemplo, una persona que ha tenido un accidente de tráfico y debe pasar mucho tiempo en cama, en lugar de lamentarse, y conociendo que tienen una fortaleza en su lectura, podría aprovechar para poder estudiar y realizar un curso mientras realiza el reposo en casa. O por otro lado, una persona en la misma situación, pero que toma como referencia su debilidad ante la falta de formación podría en el mismo supuesto aprovechar para sacar un curso adelante y avanzar en su carrera profesional.
Lo que al principio parecía un inconveniente en la vida, y lo sigue siendo, (el accidente) toma parte también de una nueva oportunidad personal. Es un caso que se ha dado muchas veces en la actual crisis sanitaria mundial, en la que el hecho de tener mucho tiempo en casa sin salir ha sido aprovechado para muchas personas resilientes para realizar cursos o aprender nuevas facetas de sus vidas o incluso en algunos casos recobrar la comunicación con personas que había perdido.
Gestión emocional: clave para la superación de las adversidades
Uno de los pilares de nuestro equilibrio personal y nuestro bienestar es la correcta gestión de nuestras emociones. Una persona con una resiliencia alta suele tener una alta inteligencia emocional, pero entendida ésta como una capacidad que se puede trabajar y mejorar por lo que todo el mundo podría conseguir mejorar su gestión emocional. Los componentes básicos de la inteligencia emocional: empatía, automotivación, autoconciencia emocional, autocontrol y las habilidades sociales; van a ser un pilar fundamental para la superación de los baches que nos encontremos en el camino y para conocer mejor como las vivencias pasadas nos han llevado a donde nos encontramos y como poder avanzar gracias a ellas.
Muévete hacia atrás pero solo para coger impulso hacia delante.
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