Las redes sociales e internet son armas que maximizan los efectos de los cotilleos y rumores de manera exponencial. Se convierten en cibercotilleos. Si hace algunos años prácticamente el único medio por el que se propagaban era el boca a boca ahora existen herramientas globales que pueden poner en boca de todos un rumor en pocos segundos.
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El mayor problema de verse envuelto en estos cotilleos es que en muy contadas ocasiones es contrastado y se da por cierto simplemente por la validación social que supone estar en boca de tanta gente, se produce el llamado sesgo cognitivo de arrastre. La masa social nos arrastra a creer algo que no tiene porqué ser cierto y que está afectando directamente a la persona víctima de se cotilleo a la que se le pone una etiqueta que seguramente ni se merezca.
Como hablábamos en este otro artículo sobre los rumores, la definición de rumor o cotilleo es: creencia que se transmite como cierta sin medios probatorios que la demuestren.
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El problema va a más cuando lo que podría quedar solo en un cibercotilleo o ciberrumor (como más guste llamarlo) dan lugar a conductas de acoso hacia la víctima. Nace así el término ciberacoso, que se produce cuando existen amenazas, injurias, humillaciones o cualquier tipo de molestia de una persona contra otra a través de medios digitales. El avance tecnológico que tanta hace evolucionar a la sociedad, también puede ser ser un arma de doble filo. En parte porque nuestro cerebro se adapta al ambiente más despacio de lo que la tecnología está avanzando. La evolución tecnológica no va al mismo ritmo que la biológica natural.
El término ciberacoso es usado de forma general cuando se trata de personas adultas tanto el acosador como la víctima, cuando ambos son menores de edad es conocido como ciberbullying.
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En un estudio reciente de la Universidad de Córdoba (España) un grupo de investigadores analizaron la relación existente entre la propagación de los cibercotilleos y el ciberacoso encontrando una relación directa entre ambos tras preguntar a 866 alumnos de entre 10 y 13 años de edad utilizando para ello los cuestionarios Cybergossip-Q-Primary y el Cyberbullying Intervention Project Questionnaire.
Entre las conclusiones de este estudio es importante mencionar que uno de los factores más importantes en esta relación es que en el proceso de comunicación digital no existe comunicación no verbal (ni paralenguaje). Así, un comentario que no pretende hacer daño puede convertirse en una mala interpretación del receptor del mensaje al carecer de contexto, propagando un rumor malintencionado que derive en ciberacoso.
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Por otro lado, el hecho de poder almacenar la información facilita su difusión en cualquier otro momento haciéndolo perdurar en el tiempo, así como la posibilidad de editar el contenido para maximizar su efecto tóxico. La falta de control sobre la información que existe en Internet puede propiciar su uso malintencionado.
Mientras que un rumor cotidiano puede llegar a desaparecer disminuyendo los efectos sobre la víctima, el rumor digital puede incluso repetirse en otras ocasiones por lo que el sufrimiento de la víctima se mantiene y su frustración ante la incapacidad de salir de él aumenta.
En otras ocasiones, la desinhibición social y el anonimato que pueden proporcionar las redes sociales unido a una falta de empatía con la persona víctima puede desencadenar en este tipo de conductas de acoso en las que incluso los acosadores parecen disfrutar haciendo daño, tal y como explicamos en este otro artículo.
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En primer lugar, mantener un estilo comunicativo asertivo nos ayudará como medida preventiva general acompañada de otras medidas como pueden ser:
Recuerda que esta es una información general y que debes acudir a adultos de confianza y denunciar las situaciones. Si conoces algún caso de ciberacoso no dudes en condenarlo, la sensibilización y la educación en el manejo de nuevas tecnología es cosa de todos. Piensa en esto la próxima vez que mandes una foto por Whatsapp a un grupo.
En España existe ya un número gratuito de ayuda confidencial del Instituto Nacional de Ciberseguridad para estos casos, es el 900116117, tanto para menores como para adultos que quieran recibir asesoramiento sobre estos casos.
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Referencias:
López-Pradas, Inés C., Romera,Eva M., Casas, José A., Ortega-Ruiz, R. (2017). Cybergossip and cyberbullying during primary school years. Psicología Educativa, 23(2), 73-80, ISSN 1135-755X. http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1135755X17300246.