Inteligencia Emocional Social

Redes sociales, el gran enemigo de la autoestima en los adolescentes

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El selfie para Instagram, el tuit con un meme o la publicación en Facebook en busca de “likes”. Las redes sociales han cambiado nuestra vida por completo, se han convertido en una parte de internet en la que dejamos nuestra impronta a diario. Sea con un comentario vacío, con una reflexión profunda o con una foto que hemos tardado media hora en hacer porque no nos gustaban los filtros.

Es imposible negar la evidencia de este fenómeno, pero menos aún lo es el negar el impacto que ha tenido sobre la juventud. El público más joven es el que más se ha enganchado a esto de las RRSS. Los amantes de las “pescas”, los de las fotos con amigos o incluso los de las críticas a los demás. Porque sí, las redes son una herramienta ideal para conectar, pero también el caldo de cultivo de muchos problemas que atacan directamente a la autoestima.

El impacto de las redes sociales en los más jóvenes y su confianza

Los especialistas han estudiado por activa y por pasiva el impacto de esta tecnología y, además de llegar a la conclusión de que hay cierta “demonización” por parte del público que ha crecido con otro tipo de tecnologías, también lo tienen muy claro. Por supuesto que es algo que afecta a la autoestima de los jóvenes. De hecho, conociendo a fondo todo sobre la dependencia emocional, es de lo más sencillo trazar un vínculo entre RRSS y el impacto emocional.

Para la generación post-milenio, esto es, los nacidos tras el año 2000, el concepto de las redes sociales es muy diferente al de la generación X, por citar un ejemplo. Los jóvenes ya han nacido en la era de la información y, para ellos, las redes sociales son solo otro canal por el que mostrarse al mundo tal y como son. Comparten contenidos con mucho menos pudor y control que personas con más de 30 ó 40 años de edad.

Es más, para los adolescentes es muy fácil crear una gran comunidad de usuarios alrededor de lo que publican. A mayor audiencia en torno a sus contenidos, mayor dependencia del uso de las redes y mayor es el impacto en el estado de ánimo. Es como un círculo vicioso que se realimenta con cada nueva foto que se sube, cada comentario o cada reacción. Un Retweet, un Me Gusta, una visualización o un comentario. Cualquier cosa afecta, en mayor o menor medida, pero lo hace.

Parece algo totalmente vinculado a la tecnología y a estas plataformas, pero en realidad no es más que la réplica de algo que también sucede fuera de las redes. Las personas necesitan ser reconocidas por otras para que su autoestima se encuentre en mejores condiciones. La diferencia está en que, en lugares como Instagram, Twitter, Facebook o TikTok, es mucho más fácil que otras personas vean lo que haces y, por lo tanto, que interactúen y den sus impresiones. Se potencia este efecto.

¿Peor fuera o dentro de las redes?

La visibilidad de las interacciones es uno de los agentes más importantes en esto de las redes sociales. Muchas personas, sobre todo los adolescentes más familiarizados con estos entornos, consideran algunos tipos de reacciones como algo de menor peso. Algo tan sencillo como un “like” es fácil de dar, pero escribir un comentario requiere su tiempo, y también es más valorado.

Eso es algo que no solo tienen en cuenta las redes para sus algoritmos, afecta y mucho a las personas. De hecho, su efecto es tal que un comentario negativo puede hacer que un joven ya tenga un día de perros. Suena a exageración, pero es así de potente la interacción con redes. Sobre todo porque suele traer consigo una especie de efecto bola de nieve. Las personas son más propensas a comentar cuando ya hay una corriente de opiniones generadas en torno a algo.

Mal llevado, puede ser incluso peligroso. Por eso mismo estos portales cuentan con mecanismos para tomar medidas en caso de acoso o de abuso en las publicaciones. Una oleada de de insultos en comentarios es perfectamente reportable y motivo para ser expulsado de la red social en cuestión. Pero también es algo que deja una enorme huella en la persona que los recibe.

Es un problema bastante extendido, sobre todo porque hay muchos usuarios que, desde el anonimato, atacan a otros en redes sin tapujos. Algo que, sobre todo, hace que estos entornos puedan ser peligrosos para personas más sensibles, para adolescentes. Por mucho que estén acostumbrados a los entornos digitales, lo que se mueve en ellas les afecta mucho más que a otros sectores de la poblacióm, y eso puede traer consecuencias bastante importantes.

Es innegable que hay una correlación entre confianza y redes sociales. Solo hay que echar un vistazo a cualquiera para comprobarlo.

Iván Pico

Director y creador de Psicopico.com. Psicólogo Colegiado G-5480 entre otras cosas. Diplomado en Ciencias Empresariales y Máster en Orientación Profesional. Máster en Psicología del Trabajo y Organizaciones. Posgrado en Psicología del Deporte entre otras cosas. Visita la sección "Sobre mí" para saber más. ¿Quieres una consulta personalizada? ¡Escríbeme!

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