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Nuevos lenguajes adolescentes: emoticonos, redes e identidad digital

nuevos lenguajes adolescentes

Entender cómo se comunican los adolescentes hoy no es tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Como psicólogo que trabaja con ellos a diario, veo cómo crean sus propios códigos, usan emoticonos casi como un idioma y construyen una identidad digital que muchas veces escapa a la mirada adulta. No es que vivan en otro mundo, sino que están formando el suyo propio y eso forma parte de su propio desarrollo. No debemos preocuparnos en exceso por ese hecho en sí, pero sí debemos saber y conocer que ahora mismo lo que antes se quedaba en un mero comentario entre amigos del barrio ahora puede trascender fronteras, tanto para lo bueno como para lo malo. ¿Cómo se relacionan entre sí, cómo influyen las redes sociales en su manera de expresarse y por qué es tan importante que como adultos aprendamos a escuchar sin prejuicios?

Tras una entrevista que me hicieron recientemente en el diario La Voz de Galicia voy a aprovechar las reflexiones que hice para dicho reportaje ya que non han podido ser publicadas todas, para explicar un poco todo este fenómeno, que tan de moda ha puesto la seria ‘Adolescence‘ de cual he hecho ya una reseña que puedes ver aquí.

¿Existe un lenguaje adolescente basado en emoticonos que solo ellos comprenden?

Lo raro sería que no existiese. Es parte de la cultura popular la creación de códigos de comunicación y jergas que van evolucionando y adaptándose a los tiempos. Creo que todo el mundo en su adolescencia ha creado algún tipo de patrón para comunicarse con sus amigos sin que nadie más lo supiera a través de mensajes cifrados o gestemas. Antes, se exponían en círculos cerrados que no solían pasar del colegio o del barrio. Notas, mensajes en muros, o símbolos con determinados significados pero que no salían de ahí o tenían mucho más difícil expandirse a otros ámbitos. Además, cuando lo hacían ya existía un aprendizaje previo y barreras de prevención, al no ser tan inmediato. Ahora, lo que sucede es que está todo mucho más globalizado y un comentario se extiende a través de redes sociales de manera exponencial prácticamente al instante, lo que dificulta la prevención. Lo que antes era un lenguaje dentro de un subgrupo o grupo pequeño, ahora rápidamente se traspasa a otros, que a su vez van a pasar a otros y acabará teniendo un sentido que seguramente esté tergiversado del objetivo inicial del mensaje. Además, esta velocidad de creación de nuevos mensajes es tan rápida que dificulta la interpretación intergeneracional, porque lo que antes tardaba un tiempo en formarse ahora está en permanente cambio por lo que los adultos lo tenemos más difícil de gestionar y aprender antes de que el mensaje se distorsione hacia otros fines menos éticos.

 

Los emoticonos en la sociedad digital que vivimos están creados para lograr que las personas tengan comunicaciones que expresen mejor sus estados emocionales, ese es el objetivo de los emoticones, que en teoría facilitan y mejoran ese déficit de solo comunicarse mediante texto. Como comentaba, es cierto que esos mensajes pueden tener fines relacionados con bullying, ideológicos o de otros ámbitos, pero obsesionarse con ello y preocuparse no es la solución. La solución es educar adolescentes con capacidad de pensamiento crítico, para mí es la pieza fundamental de todo esto, sino los chavales serán cada vez más fácilmente influenciables y manipulables, que es lo que muchas redes sociales pretenden. 

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Adolescencia y comunicación: ¿realmente viven una “doble vida”?

No es que sea una doble vida. Es que es su vida. Están aprendiendo a ser autónomos y en ese proceso surgen diversas opciones y decisiones que van adoptando en función de las ideas que ven a través de las plataformas, medios de comunicación, compañeros, familias, etc. Están construyendo su propia personalidad y es normal que se encuentren más cómodos entre iguales. Por eso, es la típica frase de un adolescente a sus padres de “es que tú no lo entiendes”. Entre los 11 y los 15 años aproximadamente el cerebro de los niños o futuros adultos empieza a generar la capacidad de pensar de manera abstracta, que es cuando son capaces de tomar diferentes perspectivas, reflexionar sobre el futuro y empezar a cuestionar normas y valores de la sociedad. Esto en el fondo es muy bueno, están aprendiendo a gestionar ese pensamiento crítico más reflexivo que les llevará a ser adultos con capacidad de tomar decisiones. Pero, están en “modo ensayo” por eso comente errores diversos en sus decisiones, puntos de vista que suelen chocar o confrontar con el pensamiento del adulto ya más reflexivo. Por este motivo se refugian en sus semejantes: los demás adolescentes. Debemos pensar que la personalidad no se termina de desarrollar aproximadamente hasta los 25 años, por lo que la adolescencia es parte de ese “periodo de pruebas”.

 

Entre sus iguales crean una identidad alienada con su grupo de referencia (como antes ya sucedía, los punk, los emos, los rockeros, los raperos, etc., por poner algunos ejemplos), en este entorno son capaces de expresarse mejor y de manera más libre. Van experimentando diferentes roles y van así moldeando su personalidad. 

 

Sin embargo, cuando están con los adultos es lo contrario: se adaptan a la familia, restringen opciones o emociones para evitar el conflicto familiar. Es decir, muestran otra cara más controlada de ellos mismos, en general. Por esto cuando las familias dicen aquello de “a mi hijo no le pasa esto o lo otro” tenemos que ser precavidos y saber que el contexto familiar no tiene nada que ver con el contexto que vive en su grupo, en su colegio o instituto, aunque parezca que no pasa nada, poder puede pasar. Además, ahora estos grupos se expanden a través de redes sociales en las que se pierde el control, porque podría ser muy fácil que el adolescente tenga un perfil para la familia y otro para los amigos, porque es trasladar lo que intentaba explicar a su identidad o identidades digitales. 

Redes sociales y adolescencia: ¿cómo han transformado su forma de comunicarse?

En primer lugar, decir que desde mi punto de vista este tipo de plataformas no son sociales de verdad. Son redes, eso sí, redes de comunicación, sí, pero ser social implica otra cosa. Implica una interacción más directa, que se pierde prácticamente en su totalidad detrás de una pantalla. Los emoticones, como decíamos, intentan suplir este déficit, pero no lo logran del todo. Por tanto, nos refugiamos detrás de una pantalla y la comunicación se vuelven en cierto modo anónima, en lugar seguro donde se pueden expresar sin las barreras sociales habituales. En internet es muy fácil criticar, hablar y decir cosas. ¿Pero dirías esas mismas cosas a esas mismas personas si las tuvieras delante? Seguramente no. Por eso la mejor red social es la real, su clase, su colegio, su familia, sus actividades y ojo, en esas redes también habrá conflictos y problemas, pero que se terminan resolviendo. En internet ese odio se puede malinterpretar, magnificar y llegar a límites más incontrolables cuando se traspasan a la vida real. 

 

La comunicación está siendo mucho más directa e instantánea, esto tampoco es social. Se están acostumbrando a que hay que contestar a todos los mensajes de manera inmediata y si no existe, empiezan a divagar sobre los motivos de esa mala comunicación que genera nuevos conflictos. En la vida real el doble check de Whatsapp funcionaría de otra manera, se crean barreras naturales de la comunicación y de interpretación de la misma que en internet no suceden o suceden de maner extrema porque es muy fácil bloquear a alguien como estrategia de evitación emocional sin necesidad de afrontar el conflicto, lo que limita el desarrollo de las habilidades de afrontamiento. La comunicación existe cuando se manda un mensaje y se recibe un feedback del mismo y se interpreta. En internet, si eso no llega o llega de manera desvirtuada, con ruido o con información imprecisa se produce frustración, una frustración que se controla menos porque no tienes cómo hacerlo. Whatsapp, como estrategia de captación de tu atención, te dice que el mensaje está leído, pero… lo está? Esto termina por ser una fuente más para crear adultos con baja tolerancia a la frustración, que añadido a que las aplicaciones de redes sociales (Instagram, TikTok…)  funcionan bajo refuerzo intermitente (igual que las máquinas tragaperras) es un cóctel que no favorece el desarrollo de la propia corteza prefrontal, encargada del procesamiento racional. Varios estudios actuales corroboran que existe deterioro cognitivo por el mal uso de este tipo de aplicaciones de comunicación de manera abusiva. Aún leía estos días que ahora se podía ver incluso los videos de manera acelerada, lo cual tampoco favorece a la reflexión. 

¿Por qué cuesta tanto entender su lenguaje adolescente hoy en día?

Nuestros padres tampoco nos entendían a nosotros. Es parte de la evolución del propio lenguaje y de las jergas juveniles, lo único que cambia es el medio por el que se transmite y la velocidad con la que se hace. El resto es muy similar. Entenderlo o no depende del propio adulto. Preguntando se entiente la gente. Desde mi enfoque la pregunta es lo más importante. Cuando trabajo con los adolescentes, para fortalecer el vínculo con sus familias lo que hago es preguntarles si les preguntan a sus familias qué tal día pasaron o cómo están, para que aprendan a compartir los estados emocionales, para aprender a empatizar.  Si el adulto comparte con el niño, el niño compartirá con el adulto, pero lo que sucede en muchas ocasiones es que somos los adultos los que nos aislamos de su mundo. Debemos preguntarles por esos emojis y esos mensajes, interesarnos por su mundo sin juzgarlos y validando sus emociones. Luego ellos contarán más o menos, pero se sentirán escuchados. Solo hay que ir a una cafetería para verlo: adultos hablando mientras al niño lo educa Youtube… ¿no debería formar parte de la conversación? ¿cómo pretendemos que nos cuenten sus cosas, sus problemas, sus logros, si nosotros no compartimos lo nuestro? Soy un gran defensor de los adolescentes, parece que la culpa siempre es de ellos pero debemos mirarnos el ombligo. Ellos no están inventando nada, hacen y aprenden de lo que ven en su mundo cercano. Y cuando no lo hay buscarán esos ejemplos en internet en sus grupos refugio. Unas veces acertarán y otras no tanto. Cuidemos de ellos y del mundo que les estamos dejando, porque los jóvenes de hoy serán los adultos de mañana y como decía decía el típico eslogan de los 90: son jóvenes aunque sobradamente preparados (JASP), pero necesitamos cuidar de ellos y seguir cultivando su pensamiento crítico en vez de deteriorarlo.

Iván Pico

Director y creador de Psicopico.com. Psicólogo Colegiado G-5480 entre otras cosas. Diplomado en Ciencias Empresariales y Máster en Orientación Profesional. Máster en Psicología del Trabajo y Organizaciones. Posgrado en Psicología del Deporte entre otras cosas. Visita la sección "Sobre mí" para saber más. ¿Quieres una consulta personalizada? ¡Escríbeme!

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