El entorno familiar es el enfermo pasivo que una persona con problemas de adicción a las drogas acarrea, como un fumador pasivo que también se ve perjudicado por la actitud tóxica de una persona cercana. Por este motivo, el primer paso para poner solución a un problema de esta índole es que la propia familia asuma el problema y tome conciencia del mismo, decirse: “Mi hijo es drogadicto y tengo que ponerle freno”. La familia y entorno más cercano del afectado es sumamente importante en la ayuda para dejar las drogas.
Una de las creencias más extendidas es que la persona adicta no podrá solucionar sus problemas hasta que tome conciencia de ellos, eso es cierto, pero también es cierto que la familia es clave para que esa toma de conciencia tenga lugar. La familia es el núcleo del desarrollo de nuestras capacidades biológicas, psicológicas y sociales.
Estos tres pilares del modelo biopsicosocial coinciden con la mayoría de tratamientos del consumo de drogas de las clínicas de desintoxicación donde la familia y entorno es parte del proceso de recuperación y terapia. Además, la propia familia recibe orientación y terapia de ser necesario porque como ya dijimos son afectados secundarios que necesitan también de atención especializada.
Algunos de los problemas asociados a las familias con un miembro adicto son:
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Lograr que la persona adicta tome conciencia es el gran reto de la familia ya que su respuesta es la oposición a toda clase de ayuda debido a la negación de la situación como problemática. Tienden a pensar que tienen todo bajo control aunque no sea así, sufren distorsiones cognitivas de la realidad que llevarán siempre a su terreno.
En primer lugar, el apoyo debe ser incondicional. Es muy difícil tratar con una persona ajena a la realidad pero se deben estar cerca para aprovechar el mejor momento para lograr el ‘click‘ de toma de conciencia del problema.
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Es importante que el apoyo venga de una persona respetada por el afectado que generará un efecto líder sobre el cambio de conducta. Por el contrario, se deben evitar o mantener alejadas a personas que sea antagonistas al afectado o que no comprendan el problema ya que lo verá como un enemigo y solo creará más situaciones violentas y discusiones. No es el momento de juzgar a la persona.
Por desgracia, las personas con problemas de adicción suelen tomar conciencia cuando un suceso mayor o límite ocurre: un problema legal (detención por robo, violencia), problemas sociales y familiares graves (ruptura de relaciones, problemas económicos, pérdida de trabajo, etc…) o problemas de salud (derivado del consumo o por sobredosis). Es en este momento cuando la persona se encuentra más delicada y cuando aprovechando su momento de bajón emocional se debe suministrar el refuerzo y apoyo que redirija a la persona hacia el tratamiento del problema de la adicción ya que será mucho más susceptible al cambio. De no actuar rápido, la persona volverá a entrar en el bucle de consumo y oposición.
Estas situaciones límite pueden ocurrir de forma natural como los ya citados o bien de forma provocada donde la intervención familiar se vuelve primordial. Las personas dependientes de sustancias ven su mundo de manera ilimitada ajenos a la realidad o la manipulan para evitarlos, por lo que es fundamental establecer límites de forma asertiva Por ejemplo, establecer horarios de comida, fijar horarios de llegada a casa o para levantarse, establecer un control sobre el dinero, eliminar privilegios (videoconsola), no permitir que se junte con amigos que también se drogan, etc.
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La persona debe aprender a valorar lo que tiene y originará cierto sentimiento de culpabilidad por no lograr entrar dentro de los límites estipulados, la droga generará menos placer y esta situación de debilidad servirá para conseguir la toma de conciencia hacia el ‘click‘ que permita iniciar el cambio hacia el tratamiento. Al verse limitada, la persona se dará cuenta de que necesita ayuda ya que solo no es capaz de tener los privilegios que antes sí tenía por lo que se mostrará más abierto a recibir ayuda.
En definitiva, saber decir que ‘no’. Esto suele ser un paso difícil de hacer por el sentimiento de culpabilidad que genera el no darle a un ser querido lo que pide pero se debe ser fuerte para lograr el cambio. Aquí es donde la ayuda terapéutica profesional es fundamental para conseguir un apoyo familiar óptimo. Si tienes un familiar que crees que puede tener problemas con las drogas, acude a un centro profesional para recibir orientación y no esperes a que tu ser querido toque fondo.