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10 estrategias de prevención de la violencia en el deporte para entrenadores

El reciente partido de Supercopa de España de fútbol disputada entre el F.C. Barcelona y el Athletic Club más allá de lo meramente futbolístico y de la victoria del equipo vasco pasará a la historia por la expulsión de un jugador por una presunta agresión: Messi. Cuando se debería estar hablando de la hazaña del Athletic que fue capaz de eliminar a los dos gigantes del fútbol español (ganó en semifinales con brillantez al Real Madrid), los periódicos ocupan sus portadas con la expulsión de Messi y de su conducta antideportiva.

Después de analizar la reacción del jugador parece que más que una agresión violenta como tal fue un forcejeo inapropiado que debería haber evitado y no lo excusa de ser expulsado ni mucho menos. El acta del partido no llegó a considerarlo como agresión pero sí es un comportamiento a evitar y que no ha dado buen ejemplo para los millones de jugadores y niños que siguen a la estrella argentina.

Son muchos los ejemplos en los que se producen conductas violentas durante el deporte, padres en las gradas, jugadores, protestas con los árbitros o incluso agresiones entre entrenadores. Es un problema de falta de cultura deportiva que hay que tratar de erradicar desde la educación de los jugadores de base en la que la figura del entrenador cobra vital importancia. ¿Cómo un entrenador puede evitar la conducta violenta de sus jugadores?

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  1. Reuniones con los jugadores. Periódicamente es saludable realizar reuniones breves entre jugadores y cuerpo técnico para hablar sobre los objetivos conseguidos y los futuros. Dentro de estos objetivos no solo están los deportivos sino los educacionales como la higiene deportiva o el comportamiento. Deberemos dedicar unos minutos en estas reuniones para recordar a los jugadores los valores deportivos positivos.
  2. Reuniones con los padres. Muchas veces, no se convoca a los padres para reuniones periódicas en las que además de hablarles de la evolución de sus hijos se deberán de recordar las normas de buen comportamiento como público.
  3. Manejo de situaciones reales. Podemos tomar el rol de árbitro dentro del entrenamiento y sancionar acciones injustas para que los jugadores aprendan a dominar estas situaciones de reacciones adversas y comprender que el árbitro también se puede equivocar.
  4. Compromiso del entrenador. No sirve de nada decirles unas palabras a los niños para que se porten bien si después durante un partido el primero en increpar el árbitro es el propio entrenador. Los niños hacen lo que ven.
  5. Firma de acuerdos de régimen interno. Es conveniente tener unas bases en nuestra equipo o escuela deportiva en la cual queden reflejadas ciertas normas de comportamiento. El mero hecho de hacerles firmar a los padres e incluso a los propios jugadores les creará un sentimiento de estar infringiendo la “ley”. Sin ley no hay orden.
  6. Reducir las probabilidades. Lo que no podemos hacer como entrenadores es fomentar los actos violentos o agresivos. Es decir, si sabemos que dos jugadores están enfrentados por algún tipo de rivalidad externa no los colocaremos en la pista al mismo tiempo. Si el padre de un jugador está increpando al árbitro desde la grada, ¿qué crees que hará el hijo? Hay que tener cuidado con estas situaciones ya que depende de la personalidad del jugador, hablaremos en todos los casos con él y con el padre para explicarles la situación. Hay jugadores capaces de soportar esta presión paternal en el juego pero no quita que pueda sentirse avergonzado. Si vemos que el jugador se está activando por la actitud de su padre deberemos sacarlos del campo. Quizás el padre termine por darse cuenta de que le está haciendo peor a su hijo. Lo más probable es que el padre increpe después al entrenador, hay que estar preparados.
  7. Favorecer el comportamiento. Animar a los jugadores a darle la mano al contrario, a tirar la pelota fuera si hay un lesionado, saludar al público o disculparse por alguna acción de un golpe fortuito.
  8. Fomentar la colaboración interpersonal. Practicando juegos de colaboración en las sesiones de entrenamiento.
  9. Sensibilizar y condenar. Hablar de ejemplos de violencia en el deporte y sus repercusiones negativas y condenar siempre cualquier acto que los niños hayan podido ver por la televisión.
  10. Servir de transferencia para el resto de la vida. El deporte tiene que servir para incultar valores para el resto de la vida.

>> Artículo relacionado: Los trolls y haters en internet.

Recuerda que son pautas educativas y que en algunos casos el apoyo de un profesional de la psicología podrá serte útil para realizar una buena evaluación del caso concreto para ajustar la intervención a las necesidades del colectivo.

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Foto: By Flickr user leoniewise – http://www.flickr.com/photos/leoniewise/132835106/, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1107549

Iván Pico

Director y creador de Psicopico.com. Psicólogo Colegiado G-5480 entre otras cosas. Diplomado en Ciencias Empresariales y Máster en Orientación Profesional. Máster en Psicología del Trabajo y Organizaciones. Posgrado en Psicología del Deporte entre otras cosas. Visita la sección "Sobre mí" para saber más. ¿Quieres una consulta personalizada? ¡Escríbeme!

Ver comentarios

  • Como casi siempre se indica una única parte del problema. ...y los propios árbitros, qué pintan en este problema, he visto arbitrar a chavales que les han dado la licencia de arbitro después de un fin de semana de formación, les envian a pitar partidos sin tener un mínimo de conocimientos. Artículo interesante pero reduccionista......

    • ¡Hola! La prevención de la violencia en el deporte no solo implica el ámbito del equipo deportivo, sino la educación global de los niños y adolescentes y más concretamente los modelos de referencia. Está claro que es difícil modificar hábitos de padres, pero el objetivo sería conseguir que las generaciones futuras reduzcan este tipo de comportamientos para que no sirvan de modelos negativos para los futuros hijos.
      Los medios de comunicación también forman parte de esta educación global, parecen empeñados en mostrar las imágenes violentas (que venden más) en lugar de mostrar los modelos más educativos para los chavales. A falta de esto, los entrenadores formados y preparadores para ello han de intentar compensar los posibles déficits. Inteligencia emocional.

      Un saludo.