La reestructuración cognitiva es una técnica cognitivo-conductual que consiste en que el cliente/paciente, con una primera ayuda del psicólogo terapeuta, intente identificar y cuestionar sus propios pensamientos desadaptativos para poder así sustituirlos por otros más apropiados reduciendo así el malestar emocional y sus consecuencias conductuales inapropiadas.
En muchas casos el cliente no es consciente de que necesita explorar sus propias cogniciones por lo que debe ser entrenado para ello, por lo que se le debe instruir y aprenda a que:
Los pensamientos del cliente son las hipótesis a partir de las cuales se trabaja para recoger los datos retrospectivos y prospectivos necesarios que determinarán si esas hipótesis son las correctas o las causas del malestar generado. Durante este proceso de contrastación de hipótesis-pensamiento, el terapeuta no le formula directamente los pensamientos nuevos adaptativos al cliente de forma directa, sino que se realizan una serie de preguntas y diseña tareas conductuales a modo de experimentos para que sea el propio cliente el que evalúen esos pensamientos negativos y llegue a la conclusión sobre la utilidad de los mismos.
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Por tanto, las cogniciones negativas del cliente son cuestionadas de dos formas verbalmente y conductualmente.
En el cuestionamiento verbal se analiza de manera lógica la información aportada de las experiencias previas tanto propias como de terceros. Estrategias:
En este caso, se proponen al cliente experimentar las situaciones que desencadenan los pensamientos negativos para cuestionarlos de manera empírica, por ejemplo exponiéndolo a una situación real. Los mejores cambios y más duraderos se consiguen utilizando este método tanto a nivel cognitivo, afectivo como conductual. Este cuestionamiento conductual debe realizarse en paralelo al verbal para que se retroalimente el uno del otro.
En el cuestionamiento conductual se generan predicciones específicas a partir de los pensamientos negativos del cliente para diseñar las experiencias y demostrar así si esas predicciones se cumplen o no poniéndolas a prueba. Esto guiará al cliente hacia el autodescubrimiento de la irracionalidad de sus propios pensamientos negativos.
Podemos diferenciar dos tipos básicos de experimentos que cuestionen pensamientos:
La reestructuración cognitiva combinada con otras técnicas se ha mostrado muy eficaz dentro de las terapias cognitivo-conductuales. Eso sí, su realización es compleja y requiere de un buen conocimiento del trastorno o acontecimiento a tratar y de una gran velocidad y creatividad para mantener una interacción fluida entre el cliente y el terapeuta.
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Bibliografía:
Bados, A., Garcia-Grau E. (2010). La Técnica de la Reestructuración Cognitiva. Falcutat de Psicologia, Universidad de Barcelona.