Termina el 2020, seguramente el peor año o al menos el más extraño para buena parte de la población mundial. Un año marcado por la pandemia del nuevo coronavirus SaRS-COV-2, que sin tratamiento efectivo para la COVID-19, se propagó por todo el mundo y obligó a millones de personas a cambiar sus hábitos y rutinas. Un daño colateral ha sido su gran repercusión sobre la salud mental de la población. Nuestros comportamientos han pasado a ser basados en un distanciamiento social al que no estábamos acostumbrados; y que en gran parte del tiempo se convierte en cuarentenas y confinamientos que limitan nuestras actividades hasta el nivel de tener que pasar largas temporadas de soledad en nuestras casas. Los servicios de psicología online ansiedad han sido y siguen siendo un perfecto apoyo para solventar la imposibilidad de acudir a un profesional. Estas cuarentenas y limitaciones de las relaciones interpersonales, sumadas a la incertidumbre de la situación económica y social tienen un importante efecto negativo sobre la salud mental; que debe ser cuidada con especial atención tanto aquellas personas de riesgo que ya padecían alguna enfermedad mental que se vio agraviada; como aquellas otras personas en las que el contexto que vivimos ha provocado caer en este tipo de problemas mentales. Los diversos estudios sobre el impacto de las cuarentenas han revelado que entre los principales problemas de salud mental prevalente en estas situaciones son ansiedad, depresión, estrés emocional, desórdenes alimenticios o problemas relacionados con el sueño.
Vamos a tratar de relatar de forma breve algunos de los síntomas de algunos de los trastornos mentales agraviados por el estrés generado por un confinamiento; ya sea derivado del coronavirus o cualquier otro tipo de aislamiento social impuestos.
En este caso se genera una situación inicial de incluso tranquilidad en un primer momento, al saberse que se está actuando con seguridad ante un hecho externo y se encuentran en un contexto seguro aislado del problema. Las personas con ansiedad tienen un miedo irracional a sucesos incontrolables; por lo que el confinamiento les da una sensación de seguridad que les deja tranquilos al poder evitar así el virus en el exterior. No obstante, al igual que sucede con el resto de problemas de ansiedad que intentan evitar situaciones por miedos irracionales; esta burbuja se volverá en su contra cuando tenga que enfrentarse de nuevo a las realidades sociales. Eso terminará agravando su situación inicial. Tanto para estas personas que ya padecían ansiedad como para las que no, la tremenda situación de incertidumbre social, económica y de salud generará niveles de estrés por encima de lo normal; y la ansiedad terminará por apoderarse de muchas personas que no logran gestionarlo a tiempo.
Los estados de ánimo depresivos afloran en situaciones en las que nos falta contacto social o nos sentimos menos apoyados por los otros. Un confinamiento, para muchas personas diagnosticadas de depresión, que lo tengan que pasar en soledad no será un gran compañero de viaje. El cambio de rutinas o cortar nuestras actividades diarias puede dar lugar a procesos continuados de tristeza o apatía que, empujados por la ansiedad de la situación económica o incluso la pérdida repentina de allegados sin ocasión de estar cerca de ellos, termine por desarrollar un problema de depresión. El confinamiento y sus efectos colaterales pueden provocar situaciones de estrés postraumático que en ocasiones deben ser tratadas por profesionales.
Derivado de los dos anteriores, es muy común que el hecho de estar aislado y solo, libre de prejuicios o miradas externas, termine por desencadenar hábitos alimenticios poco saludables; y derivados de la ansiedad que genera problemas de conducta alimentaria. Sin otra cosa donde aliviar tensiones, la comida puede ser un estímulo que algunas personas quizás no puedan controlar.
Se ha registrado un aumento considerable de problemas para conciliar el sueño o derivados del mismo durante épocas largas de confinamiento. Sueños poco reparadores por encadenar pesadillas y despertares nocturnos; o hábitos de sueño poco apropiados debido a esos cambios de rutinas que mantenían nuestros ciclos circadianos estables. Tener una buena higiene del sueño es fundamental para compensar estos cambios de hábitos que pueden llegar luego a establecerse por la larga duración de los confinamientos en algunos casos.
Las nuevas tecnologías y las videoconferencias han sido las grandes aliadas durante el confinamiento para compensar la falta de interacción social física. En este sentido, para la prevención y tratamiento de nuestra salud mental la figura del psicólogo continúa siendo fundamental a través de la terapia online. El fácil acceso y la ayuda inmediata de profesionales cualificados; desde cualquier punto del planeta es una de las herramientas, sino la mejor, para contrarrestar y mejorar nuestra salud mental. Es la manera más cómoda, desde nuestras casas, discreta e incluso en ocasiones hasta anónima para solicitar ayuda profesional sin miedos a iniciar nuestra terapia; tan necesaria en estos tiempos. Una simple llamada de teléfono a un psicólogo online tratamientos puede ser el primer paso para mejorar nuestro bienestar personal y de manera colateral la de nuestros allegados para que ninguna pandemia ni cualquier otra circunstancia de nuestra vida que la perturbe logre detenernos y seguir avanzando.