Deporte. La etimología de esta palabra viene del latÍn deportare, y visto así no es difícil asociarla inmediatamente a la palabra deportar, que es lo que se hace como castigo a ciertas personas, desterrándolas a otros lugares. Parecen términos ambiguos pero su procedencia indica a que ese alejamiento fue lo que dio origen a su significado como “salir al campo” y poco a poco terminar asociándolo a “hacer ejercicio”.
Lo que he querido intentar hacer con esta introducción es hacer ver que un término que a priori significa positivismo se puede extrapolar a cierto negativismo, tergiversando las cosas. Esto último es lo que mucha gente intenta hacer con el deporte en la actualidad.
El deporte es, según la R.A.E., se define como: Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. Y efectivamente a eso es a lo que nos tenemos que remitir, a la naturaleza del deporte, a sus valores y a lo que consigue en la sociedad. El deporte no es un fin, es un medio para el bienestar social. Sin embargo los medios de comunicación, en este país al menos, se encargan de que sea un negocio barato, de vender lo menos importante, de encargarse de que se beneficien económicamente solo unos pocos de espectáculo del deporte.
El deporte no es un fin, es un medio para el bienestar social.
¿Dónde tiene que estar la inversión y la profesionalidad en el deporte? ¿Dónde es importante meter el dinero? En la juventud y en la formación. Está clarísimo. Sin embargo, la anti-cultura de este país se lo gasta en aparentar, porque en eso sí que somos unos hachas. En aparentar lo que no hay. En tener los mejores aeropuertos e infraestructuras sin nadie que las utilice, pero… ¿y lo que luce luego fardar en Europa de que las tenemos hechas? Lo mismo pasa con el deporte.
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Señores, inviertan en los niñ@s que son los que van a construir la sociedad del futuro, los que van a crear las empresas que levantarán este país y los que gobernarán. No podemos permitirnos formar en deporte o en cualquier cosa sin formación en valores cualificada, porque sino esto seguirá siendo un bucle y este país de pandereta lo seguirá siendo. Los mejores y más cualificados profesionales deben de estar ahí, con los niñ@s, y que la gente los valore como tal. Sin embargo, cualquiera piensa que puede entrenar a los niñ@s del colegio y ahí está el error, no se les está valorando. Eso sí, ya se encargarán de pagarle salvajadas de dinero a los “profesionales” para entrenar a gente senior que en teoría ya debería de estar formada.
Es lo mismo que está pasando con la ciencia, se están cargando a la gente que trabaja en investigación, recortando en educación, sanidad, etc… pero no en los altos cargos, sino en la base. Patético. Visión de futuro cero. Normal, nos gobiernan corruptos egocéntricos que no ven más allá de su legislatura. Sin generalizar, pero es lo que se está transmitiendo de forma global y con lo que están viviendo los más pequeños que esperemos no lo vean como la normalidad. En otros países esto no pasa, y a la vista está, cualquier puede googlear un poco para averiguar como tratan a la educación, ciencia y deporte las grandes potencias mundiales.
Los mejores profesionales y los más valorados tienen que estar en la base de la construcción de los valores: los jóvenes.
Si todo el dinero que se gasta en páginas y páginas absurdas de “periódicos” deportivos o tiempo de medios de comunicación se invirtiesen en la base real del crecimiento de la sociedad otro gallo cantaría. Pero eso no vende hoy, vendería mañana, y eso no les vale, porque ya habrán terminado su legislatura.
Las plantas crecen porque se las riega desde la raíz, que suele estar en la base. Es la única manera de conseguir unos buenos frutos que consigan aumentar el bienestar social de forma saludable y sostenible.