Uno de los problemas silenciosos que padecen muchas mujeres es la incapacidad de poder tener relaciones sexuales, ello, debido a una contractura muscular llamada: vaginismo. Este trastorno impide la penetración vaginal porque los músculos cierran la vagina de manera involuntaria generando dolor e incomodidad, afectando así, su vida sentimental.
En casos frecuentes, su aparición se puede dar en la primera relación sexual y en casos secundarios, el vaginismo aparece después de un periodo de relaciones sexuales sin dificultades, estos casos suelen presentarse en menor frecuencia.
Existen algunas causas físicas y orgánicas del vaginismo de acuerdo a algunos ginecólogos, que podrían ser los tumores pélvicos, himen rígido, inflamación de la pelvis, endometriosis, carúnculas uretrales, estenosis de la vagina, malformaciones genéticas o atrofia de la mucosa durante la menopausia que se puede detectar durante la premenopausia para prevenir males mayores. Dependiendo de su aparición puede ser primario o secundario.
Algunas mujeres pueden tener miedo o vergüenza de hablar sobre ello, pueden sentir depresión o bajo autoestima, creer que son las únicas, pero no. Se creía que el vaginismo era una enfermedad psicológica de la cual no existía un tratamiento. Sin embargo, la especialista en suelo pélvico, Pilar Pons, en su libro El silencio pélvico, señala que ‘se puede superar fácilmente con fisioterapia, a veces incluso en pocas sesiones’.
Realizar ejercicios que ayuden a que los músculos vaginales se relajen gradualmente, contribuirá a la penetración. En este accionar contribuyen los juguetes eróticos que, además de brindar placer, se han convertido en instrumentos clínicos.
El primer juguete sexual para mujer fue creado en 1880 por Joseph Mortimer, un médico británico que inventó el primer vibrador a baterías. El objetivo de este aparato en el siglo XlX era el de combatir la ‘histeria femenina’, término hoy extinto, que hacía referencia a dolores de cabeza y colapsos nerviosos.
Los juguetes eróticos se han convertido en un instrumento beneficioso contra los problemas de disfunción sexual. Estos promueven un comportamiento sexual saludable. Diversos sexólogos han reafirmado el uso de esta herramienta, no solo como parte de conocerse a sí mismos, sino que además para mejorar la función en la intimidad.
Actualmente, los aparatos para el placer sexual no solo son aceptados socialmente y utilizados sin tabúes ni prejuicios sino que, además, han adquirido gran popularidad entre el público femenino. Desde el punto de vista clínico, bajo la supervisión de algún experto, pueden contribuir significativamente a una actividad sexual placentera sin preocupaciones. Estos dispositivos se introducen de manera progresiva en distintos grosores para tratar disfunciones sexuales como el vaginismo, la anorgasmia o trastornos del deseo sexual.
Para afrontar este obstáculo es fundamental el apoyo de la pareja y la participación de ambos ya que eso contribuirá al fortalecimiento de la intimidad. La empatía y la comprensión son dos factores esenciales en esta problemática y con la ayuda de un especialista podrán aminorar los niveles de preocupación y ansiedad.