Cada día se habla más de neurociencia, ya que su aplicación en diversos aspectos de nuestras vidas ayuda a mejorarla. Conocer cómo se comporta nuestro cerebro ante determinadas situaciones es clave para aprender a manejarlas con anticipación. Más concretamente, la neurociencia cognitiva estudia las relaciones del sistema nervioso y la cognición humana. En el ámbito de la educación parece que cobra un especial significado su estudio para aplicar en los procesos de enseñanza-aprendizaje para convertirlos en un mejor medio de transmitir conocimientos de manera más eficiente, atractiva y motivante tanto para alumnos como profesores. La neurociencia aplicada a la educación es una formación específica clave para los profesionales de la didáctica que les ayudarán a entender mejor la mente humana y como ésta aprende mejor.
Elegir un buen centro de formación también exige conocer su filosofía y metodología de trabajo para saber si se adapta a las necesidades del futuro estudiante. Una de las mejores alternativas es la metodología pedagógica Montessori, que a través del Internacional MontessoriInstitute imparte formaciones especializadas en esta pedagogía de enseñanza iniciada por la Dra. Maria Montessori pero llevada a las necesidades educativas del contexto actual. El método Montessori está basado en la observación de los niños y niñas a lo largo de sus etapas de desarrollo evolutivo. Se enfoca en la libertad para aprender de cada uno de los niños a su ritmo y en entornos altamente estimulantes y adaptados a las necesidades de aprendizaje de manera práctica.El centro del aprendizaje es el propio niño por lo que el educador debe reconocer sus característica y necesidades puntuales para adaptar el aprendizaje a un entorno favorable para su desarrollo. Este centro de aprendizaje, en su afán por la constante actualización en base a la evidencia científica propone a maestros y profesores una formación en neurociencia de la educación que permita profundizar en las bases biológicas de los procesos mentales que implican los procesos de enseñanza-aprendizaje. Conocer mejor cómo funciona la atención, la concentración, la percepción, la motivación o cómo funcionan las emociones de los alumnos y alumnas de cara a diseñar mejores programas y metodologías de enseñanza acorde al funcionamiento del cerebro, para optimizar su plasticidad cerebral y crear un ambiente educación más enriquecedor y productivo.
La neurociencia es una gran herramienta, con evidencia científica, para mejorar las aulas de trabajo y hacerlas más eficientes ya que el maestro se adaptará mejor al ritmo de aprendizaje de los alumnos y a sus posibles necesidades especiales. Los niños están desarrollándose biológicamente por lo que también sus emociones y el control de las mismas pasa por el conocimiento de su funcionamiento biológico permitiendo al docente detectar y prevenir situaciones de cara a formar un aula que fomenta el bienestar general de todos y un aprendizaje mucho más dinámico e intuitivo.Por tanto, se debe continuar impulsando el uso de la psicología, la neuropsicología y la ciencia en general aplicada a la educación para contribuir a la creación de generaciones mejor preparadas tanto para adquirir conocimiento externo como para mejorar sus habilidades de comprensión interna, de lo que sucede en sus mentes y lo que sus comportamientos y conductas puede provocar tanto en ellos mismos como en terceros. En definitiva aprender a ser mejores personas terminará creando una sociedad mejor en su conjunto y para ello la educación es la base y la formación su pilar.