Un deportista entrena para adquirir, perfeccionar y consolidar sus recursos de cara a optimizar su rendimiento en la competición utilizando sus destrezas de forma útil y eficaz. Cuanto más se entrene aumentarán las probabilidades de éxito durante la actividad competitiva. Si entrenas mejoras rendimiento en el entrenamiento (asimilación de información, ejecución y hábitos) y rendimiento en la competición (puesta en práctica de forma eficaz de los recursos en función de la demanda específica de la competición).
Muchos entrenadores basan sus entrenamientos en la mejora de la condición táctica, técnica y física y se olvidan del componente psicológico. La psicología deportiva aumentará el rendimiento de las otras tres condiciones y ayudará a alcanzar los objetivos deportivos. En este artículo nos centraremos en repasar la mejora de la condición psicológica el entrenamiento de los deportistas. Sin embargo, el psicólogo deportivo puede intervenir también en cualquier de las otras tres parcelas del deporte.
Disponer de un psicólogo deportivo no es fácil para todos los equipos, aunque actualmente hay un gran apogeo en su contratación. Con esta ayuda o sin ella no debemos olvidarnos nunca de conseguir la mejor condición psicológica de los deportistas. El entrenador es determinante. Si el grupo no dispone de psicólogo, sería conveniente que al menos el entrenador fuese asesorado por un psicólogo profesional.
La función del psicólogo sería la de colaborar en el diseño de ejercicios que tengan un objetivo psicológico (tolerancia al estrés, mejora de autoconfianza, percepción, atención…) y detectar y asesorar al entrenador si los ejercicios de entrenamiento que realiza están perjudicando o ayudando al desarrollo de la condición psicológica. Aprovechar los recursos y detectar los riesgos. A continuación dejamos 12 ejemplos de recursos y sus efectos psicológicos en el deportista.
1.Ambiente de trabajo y contenido de sesiones atractivo.
2. Plantear ejercicios con objetivos y reglas de funcionamiento bien definidas y hacer énfasis en la conducta del deportista (no en resultados).
3. Uso de la novedad, grado de exigencia y dificultad de los ejercicios de manera progresiva.
4. Distribución de las cargas de trabajo y los periodos de descanso.
5. Organizar los ejercicios específicos para la mejora de la atención.
6. Diseñar planes personales para cada deportista.
7. Plantear retos deportivos (metas y submetas).
8. Ensayar la situación de juego real competitivo.
9. Preparar la competición.
10. Evaluar el rendimiento.
11. Conducta apropiada del entrenador.
12. Mejora deportiva.
Si trabajas con los recursos podrás incidir en el rendimiento de los deportistas, si bien el rendimiento individual dependerá siempre de la disposición de cada deportista durante el entrenamiento y de su funcionamiento psicológico personal. Aspectos que habrá que analizar de forma coordinada por todo el staff técnico.
Si eres entrenador, te invito a pasarte por la sección de inteligencia emocional para mejorar tu comunicación y habilidades interpersonales.