Soy un amante de la música, pero de la música que procede de una buena base y construcción, de la música que transmite en cada nota de cada instrumento y que se reúne en armonía en composiciones que hacen erizar la piel. Me gustaría haber podido aprender a tocar algún instrumento pero hasta el momento solo la disfruto en cada concierto en directo que puedo asistir. Aprender música no solo se trata de dominar un instrumento o interpretar melodías; también es una herramienta científica y emocionalmente probada para fortalecer el cerebro y mejorar la calidad de vida. En la actualidad, cada vez más familias y adultos optan por inscribirse en escuelas de música CDMX para impulsar el desarrollo cognitivo de sus hijos o redescubrir en la edad adulta los múltiples beneficios de la práctica musical.
Además, si te interesa explorar un instrumento exigente y expresivo, las clases de violín en Monterrey representan una de las opciones más completas para estimular la disciplina, la concentración y la sensibilidad emocional. La ciencia ha confirmado que el violín, por su dificultad técnica y riqueza expresiva, es especialmente eficaz para potenciar habilidades cognitivas y emocionales.
La música como gimnasio cerebral: estimulación neuronal y mejora cognitiva
La música se comporta como un gimnasio para el cerebro. Diversas investigaciones han demostrado que practicar un instrumento activa simultáneamente áreas relacionadas con la audición, la memoria, la motricidad y las emociones. Esto genera un “entrenamiento cruzado” que no solo mejora la habilidad musical, sino también el rendimiento académico y cognitivo en general.
Un metaanálisis reciente realizado en la Universidad de Granada, con casi 6 000 participantes, concluyó que los programas de enseñanza musical producen mejoras significativas en habilidades cognitivas y académicas. Lo interesante es que estas mejoras se observaron incluso en intervenciones de corta duración y con estudios controlados, lo que aporta evidencia causal y sólida (Román-Caballero & Lupiáñez, 2022).
Por ejemplo, en niños y adolescentes, el aprendizaje musical se asocia con un aumento de hasta 3 puntos en el cociente intelectual. Este incremento se debe a que tocar un instrumento activa regiones cerebrales vinculadas con la atención sostenida y la memoria de trabajo (Cope, 2022).
Incluso en adultos, la práctica musical puede provocar reorganización estructural en el cerebro. Una revisión publicada en Frontiers in Neuroscience (2021) demostró que músicos adultos desarrollan mayor conectividad en áreas relacionadas con la plasticidad cerebral, lo que confirma que nunca es tarde para iniciar un entrenamiento musical.
Flexibilidad cognitiva y funciones ejecutivas: música como entrenamiento mental
La flexibilidad cognitiva, entendida como la capacidad de adaptarse y cambiar entre tareas o contextos, es un aspecto clave del funcionamiento ejecutivo. En 2023, un estudio publicado en Frontiers in Psychology mostró que los estudiantes con formación musical obtenían puntuaciones más altas en pruebas de “task-switching” (cambio de tarea). Este hallazgo indica que los músicos desarrollan una mayor agilidad mental para resolver problemas, tomar decisiones y adaptarse a nuevas situaciones (Frontiers in Psychology, 2023).
Además, instrumentos como el violín, el piano o la batería requieren coordinación bimanual, lectura simultánea de partituras y control auditivo. Estas demandas favorecen el fortalecimiento de la memoria de trabajo y la capacidad de planificación. De hecho, investigaciones en adultos mayores demostraron que quienes aprendieron piano obtuvieron mejoras en su memoria auditiva y aumentos en materia gris en regiones cerebrales esenciales para el aprendizaje y la atención (Washington Post, 2025).
En un mundo laboral que exige multitarea, creatividad y capacidad de adaptación, la música se presenta como un entrenamiento natural de las llamadas soft skills cognitivas.
Música y envejecimiento saludable: un escudo contra el deterioro cognitivo
Uno de los hallazgos más fascinantes de la neurociencia reciente es el poder de la música para preservar funciones cerebrales en la edad adulta. Un estudio publicado en PLOS Biology en 2025 mostró que los adultos mayores que practican música procesan mejor el habla en ambientes ruidosos, lo que evidencia una preservación de habilidades auditivas y atencionales que suelen deteriorarse con la edad.
Otra investigación, publicada en International Journal of Geriatric Psychiatry y difundida en medios internacionales, comprobó que los mayores que participan en actividades musicales —como tocar teclados o cantar en coro— superan en pruebas de memoria, razonamiento y resolución de problemas a quienes no tienen contacto con la música.
El canto grupal, además, potencia la cohesión social y genera una sensación de pertenencia. Estudios recientes indican que cantar en conjunto libera oxitocina, sincroniza patrones cerebrales y reduce la sensación de soledad, un factor de riesgo importante para la salud mental en la tercera edad (Washington Post, 2025).
La música, entonces, no solo es una fuente de entretenimiento, sino una verdadera estrategia de prevención contra el deterioro cognitivo y emocional.
Bienestar emocional: música como medicina del alma
Más allá de sus beneficios cognitivos, la música es un catalizador emocional único. Escuchar y, sobre todo, producir música activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y serotonina, neurotransmisores relacionados con la felicidad y la regulación emocional (MusicRadar, 2025).
Hacer música también se ha relacionado con reducciones medibles en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por ello, la práctica instrumental o el simple acto de cantar contribuyen a disminuir la ansiedad y aumentar la resiliencia emocional (Washington Post, 2025).
En niños con trastornos del neurodesarrollo, un estudio español de 2025 reveló que un entrenamiento musical intensivo mejoró su lenguaje, conducta y respuesta cerebral. Esto evidencia que la música puede funcionar como terapia complementaria para apoyar la integración social y la comunicación (Cadena SER, 2025).
Asimismo, la experiencia subjetiva de “flujo” al tocar un instrumento —ese estado en el que la persona se concentra plenamente y el tiempo parece desaparecer— está asociada con mayor bienestar subjetivo y satisfacción vital.
Beneficios desde la infancia hasta la vejez: una práctica para toda la vida
Los efectos positivos de la música se extienden a todas las etapas del ciclo vital. En adolescentes, un estudio basado en la metodología Orff reportó mejoras significativas en memoria visual y razonamiento analógico (Romero & Ordóñez, 2021). En la primera infancia, investigaciones con modelos de inteligencia artificial (Pythagorean fuzzy sets, 2025) han encontrado que la música fortalece las habilidades espaciales-temporales, fundamentales para el aprendizaje de matemáticas y ciencias.
En la adultez, tocar un instrumento impulsa la creatividad, el control emocional y la capacidad de concentración prolongada. Y en la tercera edad, como hemos visto, la música preserva la plasticidad cerebral y la calidad de vida.
En otras palabras, la música no es un pasatiempo exclusivo para los talentosos: es una herramienta de desarrollo integral al alcance de cualquier persona, sin importar su edad.
La ciencia lo confirma: aprender música transforma el cerebro y la mente. Desde mejorar la memoria y la flexibilidad cognitiva, hasta proteger contra el deterioro y reducir el estrés, los beneficios son profundos y duraderos. Ya sea que te inscribas en una academia, elijas el violín, el piano o el canto, lo importante es dar el primer paso.
Comenzar en una escuela de música es abrir la puerta a un futuro más pleno, con una mente más ágil y un corazón más equilibrado.
Bibliografía
- Román-Caballero, R., & Lupiáñez, J. (2022). Please don’t stop the music: A meta-analysis of the cognitive and academic benefits of instrumental musical training in childhood and adolescence. Educational Research Review.
- Romero, C., & Ordóñez, L. (2021). Estimulación musical basada en metodología Orff y desarrollo cognitivo en adolescentes. SciELO Chile.
- Frontiers in Neuroscience. (2021). Review on how musical training shapes the adult brain. Frontiers in Neuroscience.
- Frontiers in Psychology. (2023). The effect of musical training on cognitive flexibility. Frontiers in Psychology.
- The Washington Post. (2025, junio). Singing and making music boosts brain health. The Washington Post.
- PLOS Biology. (2025, julio). Lifelong musicians have younger brains.
- International Journal of Geriatric Psychiatry. (2025). Music engagement benefits for older adults.
- Cadena SER. (2025, junio). Estudio científico sobre música y lenguaje en niños con problemas neurológicos.
- MusicRadar. (2025). The mental health benefits of music-making.
- Arxiv.org. (2025). Music and spatial-temporal skills in early childhood.


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