La felicidad es un constructo psicológico que tiene una definición muy compleja ya que depende directamente de factores y contextos personales que construyen esa percepción de bienestar. Más que una sensación perpetua es un estado de ánimo placentero que nos motiva en nuestro día a día y nos hace disfrutar más de la vida, y por lo tanto, queremos mantener en el tiempo lo máximo posible. A veces no logramos por nosotros mismos tener esa motivación extra o ese impulso que necesitamos para desarrollarnos mejor personalmente por lo que necesitamos de un apoyo profesional, como el que otorga Emilio Valcárcel, para conocernos mejor a nosotros mismos y plantear esos objetivos de vida que nos llevarán a conseguir esos estados de felicidad que tanto nos gusta disfrutar y tener una vida más productiva.
Decía el gran divulgador científico Eduard Punset que la felicidad es la ausencia del miedo. Esta emoción es la que tienden a paralizarnos tanto para aquello que nos pueda llegar a perjudicar, como para aquello otro que no tenemos la certeza de si será adecuado o no para nosotros y los que nos rodean. El miedo limita nuestro bienestar cuando se sale de los límites deseables. Siguiendo las directrices de Punset la fórmula de la felicidad se basa en una ecuación en la que las emociones son el pilar principal y que aumentan nuestras probabilidades de ser felices a medida que mantenemos nuestro estado de bienestar, buscamos y encontramos nuevos objetivos en la vida y conseguimos buenas relaciones personales. Por otro lado, estarían otros factores que nos bloquean en el camino hacia la felicidad. El miedo que ya comentamos y la carga heredada que llevamos a nuestras espaldas funcionan a modo de lastre. Esta carga heredada, no solo hace referencia a la pura genética sino también a la cultura, costumbres y hábitos que tenemos preconcebidos y que en ocasiones nos impiden avanzar o chocan con nuestra necesidades.
Todas estas variables son tantas como personas hay en el mundo, cada persona dará más valor a unas y otras por lo que existe una felicidad diferente para cada habitante del planeta y todas pueden ser igual de buenas mientras consigan el mismo objetivo de la persona. Entre todos los factores que pueden llegar a influir positivamente en nuestra felicidad algunos estudios han encontrado algunas tienen un peso más importante sobre las personas. Estos factores influencian más o menos en función de la intensidad con la que se viven y la frecuencia con la que suceden. A modo de guía podemos hablar entre otros de ocho grandes factores potenciadores de nuestra felicidad:
Cada persona tiene sus factores y sus ideales de bienestar personal. Encuentra los tuyos propios para potenciarlos y acercarte a eso que llamamos felicidad.