El efecto Peltzman tiene lugar cuando una medida de seguridad produce otros comportamientos paralelos de mayor riesgo. Es lo que sucede cuando una persona piensa que por ponerse una mascarilla ya está libre de infecciones y desatiende el resto de obligaciones de seguridad e higiene.
Se trata de una conducta de compensación del riesgo que se ajusta en función del riesgo percibido por la persona que se siente más protegida de lo que realmente está por el hecho de asumir una medida de seguridad, sin tener en cuenta el resto de las medidas de prevención de un posible peligro. Por tanto, el beneficio neto conseguido por la utilización de una medida de seguridad es menor del esperado, porque nos volvemos menos cautelosos. Este comportamiento está relacionado directamente con lo que se conoce en psicología social como adaptación conductual.
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El nombre de efecto Peltzman viene dado por el profesor de economía de la Universidad de Chicago Sam Peltzman que publicó en 1975 el estudio “The Effects of Automobile Safety Regulation” en el que afirmaba que el hecho de regularizar y obligar el uso de ciertas medidas de seguridad en los vehículos no reducía sustancialmente las muertes en las carreteras ya que los conductores dejaban de responsabilizarse de uno mismo y de los demás cometiendo otras irresponsabilidades o conductas de riesgo como mayor velocidad, desatención en la carretera, etc. dada esa falsa sensación de seguridad o invulnerabilidad.
Si bien la Ley de Seguridad y Vehículos (1966) redujo en Estados Unidos el porcentaje de muertes por accidentes de tráfico lo hizo en un porcentaje similar al de antes de dicha ley e incluso aumentaron el número de accidentes y las muertes de ciclistas, motoristas o peatones aunque no la de los conductores. Es como si por el hecho de tenerse que poner el cinturón de seguridad o que el vehículo disponga de sistemas de seguridad como el ABS el conductor desatendía el resto de variables de accidente (Pelzman, 2013).
En tiempos de crisis sanitaria y económica debido a la pandemia por el nuevo coronavirus parece que ponerse una mascarilla nos vuelve más invulnerables. La mascarilla es la nueva capa de invisibilidad, que con ella puesta parece que el virus ya no nos ve. Cuidado, la mascarilla ayuda a evitar el contagio y la propagación del virus. Sin embargo, no debemos desatender el resto de medidas de higiene y prevención del contagio ya sea del COVID-19 como de otro tipo de infección. Y mucho más cuando se usan mascarillas no homologadas o que no protegen correctamente.
Según la teoría del efecto Peltzman, una vez que nos ponemos la mascarilla podría ser que adaptemos nuestro comportamiento, de manera inconsciente en la mayoría de los casos, y dejamos de atender al resto de las medidas. Con el uso de mascarilla se mantiene menor distancia de seguridad, se lavan menos las manos, nos tocamos más la cara, etc. En definitiva, percibimos una sensación de protección que nos acerca a otros peligros.
Este hecho ya lo han avisado las autoridades sanitarias cuando se produjo un uso masivo de guantes de protección. Esa sensación de falsa seguridad que generaban era contraproducente ya que evitaba lavarse las manos o nos llevábamos exactamente igual las manos a la cara con lo cual el riesgo de contagio, en vez de disminuir, aumentaba.
Uno de los grandes problemas para parar la transmisión del virus es que no solo hacen falta medidas legales, sino conciencia social. Lo más difícil de controlar es el comportamiento individual y la responsabilidad personal que se asuma respecto a esas medidas. Esto es muy difícil de conseguir a corto plazo ya que exige una reconstrucción cognitiva social que es mucho más compleja y tarda más en adaptarse a la nueva situación que las medidas legales impuestas y que se debe tener en cuenta a la hora de tomar las decisiones. Se debe informar correctamente sin confundir al ciudadano y realizar tareas de educación social e inteligencia emocional para mejorar este tipo de comportamientos futuros.
El ejemplo de las mascarillas o los guantes es el que más nos está afectando hoy en día, pero existen multitud de ejemplos que se explican con este efecto. Nótese que las medidas de seguridad siempre ayudan a reducir el riesgo, para eso están. Lo que intenta explicar el efecto es que en el beneficio neto se debe incluir esta variable de aumento de probabilidades de otras conductas de riesgo asociadas. Las expectativas de mejora gracias a la medida de seguridad son menores de lo que en un principio se puede pensar. Aquí otros ejemplos aplicados a este efecto:
Las leyes de seguridad y prevención deben ir acompañadas del estudio del comportamiento humano que generan en los individuos para mejorarlas. Además, deben ir acompañadas de la educación social necesaria para que se cumplan y no se descuiden el resto de las responsabilidades personales.
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Referencias bibliográficas:
Peltzman, S. (1975). The Effects of Automobile Safety Regulation. Journal of Political Economy, 83(4), 677-725. Recuperado el 6 de noviembre de 2020 de http://www.jstor.org/stable/1830396
Peltzman, S. (2013). Regulation and the Wealth of Nations: The Connection between Government Regulation and Economic Progress