Siempre se ha mantenido que el atractivo facial es un indicador general de buena salud y calidad biológica. Aunque esto no sea siempre así, el atractivo físico es parte de ese mecanismo de atracción general con el objetivo de que nuestra especie se encuentre y continúe su evolución. Aunque ahora existan muchos otros parámetros de atracción sexual, no cabe duda que el aspecto sigue siendo muy importante y que incita a acercarnos a ciertas personas con mayor o menor confianza biológica. Nuestro rostro es nuestro primer escaparate, por lo que sentirnos a gusto con él también va a ser clave para aumentar el atractivo de cara al exterior ya que esa confianza en nosotros mismos y una autoestima alta beneficiará de manera indirecta en nuestra actitud hacia los demás. Esa aceptación natural es hoy en día también rectificable en parte gracias a medidas de intervención física como la masculinización facial que puede ayudarnos a sentirnos mejor con nuestro rostro.
Existen numerosos estudios que han intentando encontrar cuales son los rasgos más atractivos que impliquen además y a priori, mayor calidad biológica y salud en la persona que los porta. Entre estos rasgos generales se incluyen: dimorfismo sexual, simetría, promedio de edad, adiposidad o incluso el color de la piel en base a los pigmentos. Una de las investigaciones más recientes es la publicada en la revista Scientific Reports en 2017 y titulada Predictors of facial attractiveness and health in humans llevada a cabo por los investigadores Zhi Foo, Simmons y Rhodes. A raíz de este estudio y más concretamente se especificaron algunas de las diferencias de rasgos relacionados entre atractivo y salud entre hombres y mujeres. En el caso de los hombres los rasgos más relacionados fueron la masculinidad, la simetría; mientras que la adiposidad puntuo negativamente en este aspecto. En cuanto a las mujeres, puntuaron positivamente la feminidad y también negativamente la adiposidad. El color de la piel no fue un predictor claro y relevante en ninguno de los dos sexos a pesar Para apoyar esta hipótesis de salud relacionada con el atractivo se midieron variables como la función inmunológica, el estrés oxidativo o la calidad del semen. Los resultados finales del estudio no fueron relevantes y la relación entre atractivo facial y salud fueron débiles.
Por tanto, cabe destacar que aunque en un primer momento sí pudo haber sido parte de esta mejora evolutiva, actualmente existen otras variables que apoyan más fielmente esta relación. Aún así, cabe destacar que a nuestro cerebro le gustan los rasgos característicos y por ejemplo es sabido que la simetría está muy relacionada con la atracción para nuestro cerebro, con lo cual esa función sigue estando presente en todos nosotros. Aunque no se llegue e demostrar la relación con la salud, sí que ayuda a nuestro cerebro a identificar mejor este tipo de rasgos. Así que, tener una cara simétrica y seguramente con los rasgos que más identifiquen la orientación sexual deseada más fácil será llegar a conectar con esas personas. Después, habrá que seguir conociéndola más profundamente para saber si realmente tiene esa calidad biológica o no. Como decíamos al principio, tener una autoestima alta, aceptarse o mejorar el aspecto para tener un mejor autoconcepto de nosotros mismos seguramente sea la mayor baza para mejorar nuestro atractivo como parte de nuestra actitud ante los demás.
Foo, Y., Simmons, L. & Rhodes, G. Predictors of facial attractiveness and health in humans. Sci Rep 7, 39731 (2017). https://doi.org/10.1038/srep39731
