La lesión deportiva es una de las principales situaciones negativas a las que se expone un atleta sea del nivel que sea o del deporte que practique. El miedo a caer lesionado, el afrontamiento del dolor, la pérdida de autonomía, la incertidumbre durante el periodo lesionado, la rehabilitación, el descenso en el rendimiento deportivo o la prevención de las lesiones son algunos de los condicionantes que hay que tener en cuenta para ayudar al deportista a manejar esta incómoda situación.
El dolor, como experiencia sensorial y emocional desagradable, es parte fundamental de una lesión y más si cabe cuando se cronifica. Es por esto que la psicología deportiva debe aportar herramientas y técnicas para afrontar el dolor y el estrés genera intentando disminuir la experiencia subjetiva del mismo como complemento al tratamiento propiamente físico o farmacológico, como el que puedes encontrar en farmacia 4 estaciones para aliviar los síntomas de cansancio o dolor muscular. Esta experiencia subjetiva del dolor va a depender de tres componentes principales que determinarán el umbral del dolor:
Por este hecho, desde la psicología se trabajará fundamentalmente el componente cognitivo-evaluador, trabajando sobre las creencias irracionales, anticipaciones y predisposición ante el dolor y durante el mismo; y el subjetivo emocional para trabajar la gestión emocional ante el dolor.
Dentro del estudio del abordaje de la lesión deportiva desde un punto de vista psicológico, la teoría que mejor recoge mejor estos componentes es el Modelo Integral de la Respuesta a la Lesión Deportiva de Wiese-Bjornstal, Smith, Shaffer y Morrey (1998). Este modelo plantea que el impacto y la respuesta que tiene el deportista ante la lesión dependerá de la interacción de diversos factores personales, situaciones que actúan mediando la valoración cognitiva que determinará la respuesta conductual y emocional tanto al dolor como al estrés que genera la lesión deportiva.
A través de estos factores el deportista va a crear una valoración y respuesta cognitiva que formará esa identidad personal y creencias sobre la lesión, la sensación de pérdida, habilidad de afrontamiento, apoyo social, creencias sobre la lesión, autoeficacia percibida, expectativas, presión deportiva por volver a jugar, percepción del dolor, etc. Una vez producido este pensamiento sobre su lesión y el dolor sufrido se generarán unas determinadas respuestas conductuales y emocionales:
Con toda esta información, el psicólogo deportivo aportará técnicas y herramientas para intentar acortar los plazos de recuperación de la lesión o lograr que el deportista retome su actividad en las mejores condiciones no solo físicas sino mentales. Estas técnicas están enfocadas principalmente en la fase de inmovilización y las posteriores de movilización tales como la recuperación, readaptación y reentrenamiento (Palmi, 2002). Algunas de las técnicas que se utilizarán a lo largo de estas fases, adaptándolas a cada una de ellas, son: son: habilidades de comunicación, control de activación, control atención (desfocalizar exclusivamente el dolor), inteligencia emocional, habilidades de afrontamiento (coping), relajación progresiva, visualización y ensayo en imaginación, intervención en crisis y estado de ánimo, inoculación del estrés, mantenimiento y fijación de objetivos, mejora del proceso enseñanza-aprendizaje, auto-habla positiva, biofeedback, orientación personal y profesional, psicoterapia, etc.
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Palmi, J. (1997) Componentes psicológicos de las lesiones deportivas. En J. Cruz (ed.) Psicología del Deporte, pp. 215-244. Madrid: Síntesis.Wiese-Bjornstal, D.M., Smith, A.M., Shaffer, S.M. & Morrey, M.A. (1998) An Integrated Model of Response to sport injury: psychological and sociological dynamics. Journal of Applied Sport Psychology, 10, pp. 46-69.