¿Te imaginas a mil millones de personas tristes? Esas son las personas que utilizan Facebook de forma cotidiana y Facebook te hace más triste. ¿Cómo? Varios estudios científicos aportan datos al respecto.
La más popular de las redes sociales, Facebook, quizás no sea tan social. Según datos de un estudio de 2014 publicado en Computers in Human Behavior solo el 9% de la actividad de un usuario de Facebook implica la comunicación directa con otro usuario. El resto de tiempo se consume revisando publicaciones y viendo contenidos, y la mayoría de las veces de manera aleatoria sin rumbo definido. Esta pasividad con la que nos llega la información no covaría de forma positiva con nuestra satisfacción personal.
En el estudio de Computers in Human Behavior los participantes experimentaron una disminución de su estado de ánimo mientras curioseaban Facebook, al contrario que sucedía cuando estaban navegando por Internet. Cuando navegamos nosotros, lo hacemos por nuestra propia voluntad y objetivo, no porque vaya apareciendo contenido que nos muestra Facebook que no depende de nosotros. Esto mismo pasa ahora con los videos de Youtube. No es raro que busques un video de Youtube de un tema interesante y acabes viendo videos de gatitos durmiéndose o alguna otra cosa así muy poco trascendente. La procrastinación está en camino.
La sensación que tenemos de que estamos perdiendo el tiempo mientras estamos en Facebook, ese remordimiento por la falta de productividad es lo que nos hace sentir más tristes después de cerrar sesión. Recordemos que nuestro tiempo es lo más valioso.
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Otro estudio de mediados de este año 2016 publicado en Current Opinion in Psychology titulado The interplay between Facebook use, social comparison, envy, and depression (La interacción entre el uso de Facebook, la comparación social, la envidia y la depresión) indica que envidiar a tus amigos de Facebook puede llegar a generar depresión. Quizás es un poco exagerado, pero lo cierto es generalmente la gente solo sube a Facebook sus estados y fotos más felices.
Todo el mundo parece feliz mientras tu vida parece una mierda. Esa foto besando a su pareja, esas vacaciones en familia. Muchas veces incluso publicadas con cierta hipocresía buscando el like, aunque el posado con morritos solo sea un breve instante y a los pocos segundos ya estés discutiendo con tu pareja. ¡Qué felices parecen! No se suelen compartir los malos momentos, o al menos cuando se comparten se hace en busca de un feedback inmediato de ánimo. La gente lo hace para subirse la autoestima, pero no todo el mundo lo consigue. Las comparaciones sociales generan una envidia que aumentan las posibilidades de generar una depresión.
A pesar de que el visualizar ciertos contenidos y la pasividad de la información que recibimos, el 70% de los usuarios de Facebook sigue revisando sus actualizaciones a diario. Sí, la gente sigue entrando aunque tengas el típico amigo que diga aquello de “No, si yo Facebook no lo uso” y después no para de darle likes a los videos compartidos por el youtuber de turno o la última publicación de las hipnóticas páginas como Cabronazi.
Este es el término psicológico que explica que sigamos usando Facebook. La predicción afectiva es el proceso de predecir cómo los futuros eventos influirán en nuestro bienestar emocional. Las personas a menudo utilizan la predicción afectiva para tomar decisiones. Cuando entramos en Facebook pensamos que estar un poquito más conectados nos hará sentir mejor, porque seguramente aparezca algo interesante ante nuestros ojos. Por desgracia, lo que realmente está sucediendo es que te estás robando tiempo a ti mismo para disfrutar de otra actividad. Esto se vuelve un bucle y el ciclo se repite.
Nuestros sentimientos en el presente nos ciegan en el modo en que vamos a tomar decisiones futuras. Por ejemplo, una persona que está revisando las publicaciones de Facebook de la chica que le gusta a la espera de ver una foto que revele que lo ha dejado con su actual novio en vez de hablarle directamente, aunque sea por el chat.
Lo bueno está en saber reconocer de forma consciente que Facebook puede dañar tu bienestar emocional, aunque sea después de leer algún artículo similar a este. Esta breve reflexión te va a permitir mantenerte alerta sobre tu actividad en las redes sociales. Toma el control.
No todo es negativo en Facebook. Está claro que puede servir como una gran herramienta de comunicación, de interacción e incluso de formación y ayuda. El caso está en usar de forma eficiente y con un fin claro las herramientas que la magia de Internet nos ofrece. Por ejemplo, si quieres formarte en psicología y seguir las actualizaciones de esta web al día puedes seguirnos en Facebook 😉
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Referencias: