El burnout laboral también es conocido como el síndrome de desgaste profesional o de estar quemado. Este tipo de estrés se relaciona con el trabajo. Son muchas las profesiones en las que los trabajadores sufren desgaste y llegan a sufrir las consecuencias.
Una de esas profesiones son las relacionadas con la salud, pues la presión a la que constantemente están sometidos estos profesionales les desgasta.
No obstante, otras profesiones también se ven afectadas con un gran número de trabajadores que sufren de agotamiento, lo cual se puede acentuar cuando se tiene un jefe que no presta apoyo a su plantilla.
Un trabajador con este síndrome no tiene amor por su trabajo ni experimenta sensación de logro o deseos de ascender o alcanzar otros peldaños, simplemente se siente exhausto.
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Lo peor del síndrome de bournout es que cuando el trabajador llega a este extremo, sus capacidades también merman y comienza a rendir menos. Esto puede repercutir negativamente en la tarea que realiza o impactar a las personas con las que intercambia a diario.
Es decir, si se trata de un vendedor, los clientes no recibirían un buen trato; en el caso de los profesionales de salud, los pacientes tampoco obtendrían la mejor atención y esto podría ser peligroso. Por ello, el trabajador afectado debe atender el cuadro.
Detrás del burnout laboral se esconde muchas veces la depresión o la apatía. Este síndrome se puede desarrollar con más rapidez en entornos laborales tóxicos; algunos jefes incluso provocan ansiedad en sus trabajadores con las exigencias que hacen y la falta de comprensión.
Aunque los empleados se alejen de la empresa y trabajen de casa, si el jefe no es empático, los trabajadores igual pueden sentir el desánimo y el poco deseo de trabajar.
Entre los síntomas del burnout laboral se encuentra el sentir falta de energía, desilusión, poco entusiasmo, dificultad para concentrase, irritabilidad con los compañeros o los clientes, cambios en los patrones de sueño, preocupación, entre otros.
Entre las causas del burnout laboral se encuentra el sentir que se le resta autorización, acoso por parte del jefe o colegas, monotonía, poco apoyo o desajuste entre el trabajo y la esfera personal.
De igual modo, ciertos factores son de riesgo y lo pueden potenciar, como el tener una carga de trabajo muy pesada, trabajar prestando ayuda a otros, como en el caso de los médicos o cuidadores, trabajar muchas horas o hasta muy tarde.
Un empleado con burnout laboral puede sentir estrés, insomnio, fatiga, enfermedades cardíacas, tristeza, presión arterial elevada, fatiga y otras consecuencias.
Algunas de las medidas que se pueden tomar para afrontar el burnout laboral son las siguientes:
Un trabajo, por muy bien remunerado que sea, no debería causar un coste en la salud emocional, ya que al final, no solo afecta a la persona que lo sufre, sino muchas veces también a su entorno, sobre todo a la esfera familiar cuando el trabajador quemado comienza a descuidar a sus seres queridos o a no darles el mejor trato, producto del mismo cansancio que siente.