La mascarilla se han vuelto parte de nuestra indumentaria habitual, de nuestro día a día, son nuestras protectoras y principal barrera ante las amenazas externas de virus y bacterias. La crisis sanitaria del coronavirus ha extendido su uso a todos los ámbitos y son herramienta imprescindible para parar el avance de la pandemia del COVID-19. Las mascarillas son necesarias para proteger nuestra salud y las de los demás, sobre todo cuando es imposible mantener la distancia social. Su correcta utilización puede salvar muchas vidas, eso es evidente, pero también es cierto que puede llegar afectar a nuestras relaciones interpersonales sociales porque nos limitan a la mitad la expresión facial de nuestras emociones.
Las mascarillas limitan la expresión emocional (pero póntela igual)
Cuando nos comunicamos con otra persona cara a cara utilizamos nuestros gestos faciales como herramienta fundamental para que entiendan lo que queremos expresar. La musculatura de la cara se mueve acorde a esas emociones y ahora la tenemos limitada a la mitad. Es importante que las otras personas reconozcan en nosotros esos gestos emocionales que sirven de referencia social, sobre todo para los más pequeños que están desarrollando esta habilidad natural de empatizar con los demás regulado por las llamadas neuronas espejo. Estas neuronas sirven para sincronizarnos con lo que vemos en los demás y aprender de ellos. La mascarilla limita nuestra empatía hacia los demás por lo que debemos de reforzar otros sistemas de comunicación para mejorar este proceso psicológico que tanto ayuda a entender a los demás de forma eficiente. No hay que ser alarmistas con este hecho, ya que nuestro propio cerebro tiene suficiente capacidad y plasticidad neuronal como para adaptarse a esa falta de información y compensarla potenciando otros estímulos que recibimos de la otra persona como su tono de voz, movimientos del cuerpo, mirada más profunda, etc. Poco a poco el cerebro reaprende a procesar de otra forma la información hasta el punto de que deja de darle tanta importancia al hecho de llevar mascarilla y ya pasa a ser un elemento más de nuestra comunicación.
¿Cómo mejorar la comunicación con mascarilla?
Gran parte de nuestra comunicación se produce de manera visual, aquello que vemos nos despierta mayores emociones por lo que lo interiorizamos y aprendemos mejor. Por eso es importante la comunicación cara a cara. El distanciamiento social ha agravado también esta posibilidad de comunicación, en parte mejorada por la extensión del uso de las videollamadas. El miedo, ansiedad y estrés que genera este distanciamiento social también va a repercutir en cómo nos expresamos. Una solución sencilla es a través del uso de mascarillas personalizadas baratas se puede conseguir que a través del diseño impreso las personas que te vean se sientan identificadas con la persona que se esconde detrás de la máscara. Una mascarilla personalizada que indique nuestro estado emocional actual puede ayudar a identificar por parte de la otra persona cómo te encuentras. Evidentemente, una mascarilla alegre no va a sustituir tu sonrisa pero puede ayudar a interpretar que estás contento ese día. En este aspecto, recuerda siempre usar mascarillas homologadas y acorde a las sugerencias de las autoridades sanitarias. Aunque lleves puesta una mascarilla personalizada o de tela lo conveniente es llevar al menos por debajo una mascarilla quirúrgica.
Identificar los gestos faciales de las emociones que no se ocultan en la mascarilla
Pero como decimos, la mascarilla solo limita nuestra expresión emocional a la mitad. Concretamente los músculos que intervienen en nuestras emociones principales son los siguientes, tomando como referencia los estudios de Paul Ekman sobre las seis emociones gestuales primarias:
- Alegría:
- No vemos con mascarilla: Contracción del músculo del pómulo al labio superior (sonrisa).
- Si vemos con mascarilla: Contracción del orbicular que rodea el ojo.
- Tristeza:
- No vemos con mascarilla: Estiramiento de los labios horizontalmente.
- Sí vemos con mascarilla: Se arruga el entrecejo, párpado superiores se caen y las cejas se angulan hacia arriba.
- Ira:
- No vemos con mascarilla: Se aprietan los dientes.
- Si vemos con mascarilla: Cejas juntas y orientadas hacia abajo, fijación de la mirada.
- Sorpresa:
- No vemos con mascarilla: La mandíbula tiende a caer un poco.
- Si vemos con mascarilla: Los párpados superiores se elevan y los inferiores se tensan.
- Asco:
- No vemos con mascarilla: Se arruga la nariz y se eleva el labio superior.
- Si vemos con mascarilla: Estrechamiento de los ojos.
- Miedo:
- No vemos con mascarilla: Alargamiento de los labios hacia atrás.
- Si vemos con mascarilla: Elevación de los párpados superiores y los inferiores se tensan.
Conocer estos gestos va a ayudar a potenciar aquellos que quedan visibles a nuestros ojos.
Mejorar el lenguaje no verbal
Además del hecho físico de que no vemos completa la cara de la otra persona también repercute mucho que nuestra voz se ve alterada, se nos escucha un poco menos y no poder ver los labios de las personas al ritmo de su habla dificulta la identificación de las palabras que se pronuncia. Por eso las personas sordomudas tienen mayores dificultades con el uso de las mascarillas, pero de ellos también debemos aprender a mejorar el resto de capacidades no verbales:
- Kinestesia: potenciar nuestros movimientos corporales para que la percepción sea mejor. Acompañar con el movimiento lo que queremos expresar. Por ejemplo, si queremos asentir positivamente a una persona realizar el movimiento de la cabeza correspondiente. O si nos piden una indicación, señalizar con la mano.
- Paralenguaje: hace referencia a los elementos no verbales de la voz, como la entonación, el volumen, la velocidad, acentuación, ritmo, pausas y silencios. Debemos elevar un poco más el tono de voz sin llegar a gritar así como hablar ligeramente más despacio para que la otra persona procese mejor la información que recibe sin esa retroalimentación de los labios. No está de más repetir más veces de lo normal las cosas que queremos decir.
Potenciar otros sentidos
El hecho del distanciamiento social y las restricciones de las mascarillas las personas que están relacionándose con otras bajo estas circunstancias potenciarán otros sentidos externos como el oído o el olfato. Si no puedes mostrar tu sonrisa, al menos muestra un buen olor corporal.
Controlar el ambiente externo
Para mejorar la comunicación es también de gran importancia controlar, siempre que se pueda el ambiente externo. Si eres profesor o entrenador deportivo te ayudará que tu clase se sitúa en forma de U para asegurarte de que tanto a ti como entre los alumnos exista un contacto visual más directo para que puedan compartir información con la mirada y resto de movimientos y gestos del cuerpo. Es importante además reducir el ruido externo más de lo habitual. El uso de apoyo visual extra también es de gran ayuda: uso de pizarras, video o ejemplificar los ejercicios uno mismo para que los alumnos y/o jugadores entiendan mejor la tarea que se explica. La pandemia ha traído nuevos hábitos de vida a los que debemos acostumbrarnos, por tu salud y por la de los que nos rodean: ponte la mascarilla, mantén la distancia de seguridad y lávate las manos.
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