En psicología política siempre se ha utilizado el discurso del odio o del miedo como estrategia para alcanzar el poder. Más que un discurso de odio, podemos hablar de una incitación emocional al miedo que genera una respuesta de odio. El miedo es la reacción emocional más utilizada para conseguir persuadir e influir socialmente. El miedo es el que genera el odio a ese posible estímulo externo que nos dice que nos hará daño, que nos perjudica; lo cual generará una respuesta de defensa lógica ante un ataque.
El problema es cuando ese mensaje es manipulado en beneficio de una organización concreta para crear esa crispación general que creará un pensamiento grupal que se extenderá por sus simpatizantes arraigando sus creencias (muchas veces falsas) o influyendo en el electorado más desorientado o confuso con la situación actual. Esto es lo que se conoce en psicología social como chivo expiatorio.
El chivo expiatorio, también denominado como cabeza de turco, es la consideración de una persona o grupos de personas como los culpables de algún tipo de suceso social o económico independientemente de su inocencia. Esta injusta estrategia exculpa a otros participantes de los sucesos de toda responsabilidad y la enfoca en un grupo concreto con la intención de captar seguidores leales. La personas ya que el que lanza el mensaje se cree la solución a este problema que él mismo inculca en la sociedad por lo que conseguirá captar seguidores convencidos de que su nuevo líder les liberará del miedo y terror.
Los dictadores y tiranos que han llegado al poder han recurrido a chivos expiatorios como táctica prácticamente en todos los casos conocidos. El ejemplo más conocido es la comunidad judía, chivo expiatorio del partido nazi alemán. Adolf Hitler los utilizó en su ascenso al poder como cabezas de turco.El dictador Idi Amin ordenó la expulsión de los asiáticos (existía una gran colonia de indios) de Uganda en 1972. Con esto pretendía fortalecer los lazos de sus seguidores, a pesar de que posteriormente provocó una grave recesión económica en el país. Estos dos ejemplos, representan como se extiende una ideología xenófoba y similar como instrumento político de generación de miedo.El caso de la emigración; o incluso otros sectores como el LGTBI+ se ven amenazados por este tipo de partidos políticos que los juzgan y exponen como cabezas de turco en su propio beneficio.
Esta construcción del miedo la realizan a través de mensajes muy directos, emocionales, poniendo ejemplos gráficos y fácilmente identificables aunque para ello tengan que manipular la realidad, para despertar esa emoción de miedo de manera rápida y sugestiva en nuestro parte más emocional del cerebro: la amígdala, lo cual creará un aprendizaje emocional distorsionado y más difícil de erradicar.
Es muy común históricamente que partidos políticos radicales utilicen este tipo de discursos para influenciar en las personas más vulnerables emocionalmente, o que se encuentren en una desorientación ideológica o en un momento de incertidumbre social para llevarlos hacia su terreno.Desde mi punto de vista, las personas con una inteligencia emocional menos desarrollada, como sucede con los jóvenes que están en proceso madurativo, o aquellas personas que tengan menor control emocional o por su educación o situaciones personales no se hayan desarrollado mejor emocionalmente son claros candidatos a ser más fácilmente manipulados por este tipo de discursos. La incertidumbre, o la falta de control sobre una situación que genera miedo; y que nos bloquea o nos limita en la capacidad de toma de decisiones es lo que en psicología se denomina como indefensión aprendida. Inculcar un discurso
La incertidumbre, o la falta de control sobre una situación que genera miedo, y que nos bloquea o nos limita en la capacidad de toma de decisiones es lo que en psicología se denomina como indefensión aprendida.Inculcar un discurso de miedo, crea una situación paralizante en el votante que recurrirá al que se presenta como su único salvador del conflicto; y así es como se presentan las derechas radicales, como salvadores de la situación de miedo que ellos mismos generan a base de manipulaciones. Es como si se generará un héroe capaz de salvar a la nación de un problema que no existe y a partir de ahí exaltar el discurso. Crear discursos poco etéreos y poco definidos, ya que entrar en detalles podría echar desmentir el propio discurso y no les interesa que se sepa toda la verdad; usar contenidos impactantes para despertar ese lado más emocional de la persona y crear esa crispación y sentimiento de guerra con el “enemigo” (o grupos de colectivos “enemigos”), utilizando la victimización, etc. Todo ello es lo que genera esa polarización de la sociedad.
Todo ello exaltado a través del altavoz de las redes sociales, capaz de llegar a esa población más vulnerable emocionalmente que caerán en su trampa ideológica en aquellos casos en los que no exista una capacidad de crítica constructiva, de comparación de espíritu científico que intenta cuestionar de alguna forma ese mensaje. Esa es la clave. En ese sentido la derecha radical o la extrema derecha (cuando se justifica la violencia para conseguir los objetivos) suelen ser los que mejor manejan esta propaganda electoral.
Por ejemplo, el partido español VOX, es el partido con más seguidores en redes sociales como Instagram, con mucha diferencia. Me gustaría saber cuántas personas de los que lo siguen realmente han leído su programa electoral. O son conscientes de las soluciones reales que plantean sobre los problemas reales de la sociedad.La gran parte de esa gente solo se queda con el discurso más vacío que ataca directamente a planos más emocionales del tipo nacionalista, nativista, conservador, etc. Esto despierta esa falsa sensación de que existe un enemigo que nos ataca y nos faltará a nuestras libertades, todo ellos tergiversado a su favor; pero que realmente no son los que resolverán los problemas económicos, sanitarios, sociales, políticos, etc. Esta identificación grupal se ve intensificada con el apoyo de las redes sociales y los constantes impactos en medios de comunicación que a su vez generan un efecto rebote que incrementa ese mismo discurso de incertidumbre y polarización de la sociedad, por lo que las personas acabarán cayendo a un lado u otro en su ideología, limitando su capacidad de decisión razonada si no se preocupan de investigar de dónde proceden los mensajes y si son ciertos o no.
En resumen, en psicología de la comunicación utilizan estrategias como:
En psicología política se suelen usar este tipo de influencias por parte de todos los partidos, pero históricamente, los partidos de derecha radical son los que más intentan persuadir utilizando esta técnica. En parte por su ideología más liberal y menos socialmente empática, con objetivos de poder y autoritarios mucho más marcados.
Como ya decíamos al principio, este tipo de discurso se ha repetido a lo largo de la hora por parte de dictadores y tiranos a lo largo y ancho del planeta. Básicamente, lo que diferencia los movimientos de estos tiempos de los anteriores es que la sociedad está mucho más globalizada. Se llega a muchísima más gente de manera más directa con un mayor impacto y a su vez más vulnerable.Las personas recibimos muchísimos más estímulos a través de la tecnología y las redes sociales. Tenemos muchísimos más impactos sociales en el ambiente, con la dificultad que eso supone para aprender a descifrar los que son reales de los que son ficticios, sin apenas valoración externa y llegando a masas mucho mayores que generan identidad emocional.
A su vez, hoy en día existen muchísimas más herramientas de conocimiento. Tenemos el conocimiento al alcance de la mano para poder apoyarnos en él para interpretar mejor los mensajes, comparar, criticar o consultar; pero no todo el mundo lo hace y se queda con ese primer mensaje, incluso difundiendo los bulos a través de redes sociales sin tan siquiera molestarse en saber si son ciertos o no.
Esos mensajes llegan a una amplia mayoría de gente, muchos de ellos se lo quedarán como real, lo compartirán e integrarán en su ideario como cierto. Ahí está su nicho de población objetivo. Estos son los que acabarán cayendo en esa manipulación mediática de este tipo de partidos políticos, que buscan un voto en la gente más vulnerable. Sin embargo, lo más fácil para la mayoría de la gente es no procesar mejor esa información que recibimos y confiar en la “validación social” (si todo el mundo lo sigue o lo comparte por algo será), la “simpatía” (este tipo me cae bien, seguro que es cierto), o la “autoridad” (si lo dice alguien que se dedica a esto, por algo será) de la que procede para darlas como buenas, hayan sido o no manipuladas a tal fin. Y estos son principios básicos de influencia social, entre otros.
Los extremos son más fácilmente identificables, y sus mensajes llegan más a esas personas más vulnerables y con el altavoz de las redes sociales y medios de comunicación todavía se identifican más, por los efectos de la validación social. Como ya decía anteriormente, las derechas radicales o extremas derecha suelen ser las que toman más este tipo de estrategias de influencia social en sus campañas propagandísticas en tiempos de incertidumbre. Esto ya pasó en su momento en otros países como Alemania, y con buenos resultados para ellos como objetivo político, que no tanto para su país.
Lo ideal sería construir una sociedad con ánimo crítico-constructivo, una educación fuerte y una buena educación emocional de base; enseñar a los jóvenes a manejar el conocimiento; que es la base para aprender a tomar decisiones de manera eficiente, sea del tipo que sea, también políticas.
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Aladro Vico, E., Requeijo Rey, P. (2020). Discurso, estrategias e interacciones de Vox en su cuenta oficial de Instagram en las elecciones del 28-A. Derecha radical y redes sociales. Revista Latina de Comunicación Social, 77. pág. 203-229. https://www.researchgate.net/publication/343320355_Discurso_estrategias_e_interacciones_de_Vox_en_su_cuenta_oficial_de_Instagram_en_las_elecciones_del_28-A_Derecha_radical_y_redes_socialesMorales, J.F., Huici. C. (2003). Psicología Social. Madrid: UNED