Los seres humanos somos seres sociales
que han evolucionado de esta manera para que la cooperación entre la especie mejore y permita su propio desarrollo personal. Esto es lo que en términos generales sucede y lo que suele dar mejores resultados. Sin embargo, esto no es así en todos los casos, existen personas que deciden por propio derecho vivir en soledad, aunque choque en muchos casos con la cultura o sociedad en la que se vive.
En nuestra sociedad se suele condicionar el éxito a la permnencia en grupos o pareja a lo largo de la vida, sobre todo cuando se habla de pareja romántica. Como si esto fuera sinónimo de éxito u objetivo único. En demasiadas ocasiones fijar este objetivo termina creando situaciones de dependencia emocional o toxicidad que distan mucho de la realidad del éxito en la vida. Compartir la vida con una persona es saludable y enriquecedor siempre y cuando no sea una obligación impuesta. Son muchos los estudios que muestran que convivir que disminuyen los niveles de salud o bienestar cuando la convivencia es tóxica (Barr, 2016).
La soledad es un problema cuando no se desea o no se está preparado para afrontarla. No estar solo es una cuestión de supervivencia, sobre todo en edades avanzadas donde una ayuda externa puede facilitarnos la vida.
Por tanto, una vez explicado que la soledad tiene diferentes matices y contextualizaciones en función de la situación de cada uno nos preguntamos, ¿cómo experimenta la gente la soledad? ¿es mejor a nivel biológico estar solo o acompañado? ¿Es mejor estar solo o acompañado?
Un reciente estudio de la Universidad de Bar-Illan revela que existen ciertas complejidades de las personas bajo estas condiciones sociales básicas. Bajo una base de 1.700 personas entrevistadas los resultados publicados en le revista Social Psychology , los resultados mostraron que nuestro cerebro experimenta la vida de manera diferente cuando se está en soledad que cuando se está en compañía.
La representación mental es cualitativamente diferente cuando estamos solos o con gente (Uziel, 2020). En situaciones de soledad los sentimientos de tristeza están más presente, pero cuando estamos acompañados aflora la ansiedad y la ira. El tiempo a solas es aprovechado como una oportunidad para pensar en experiencias pasadas y planes futuros así como para relajarse del estrés y las interacciones sociales y realizar actividades de ocio personales de manera autoseleccionada. Como podría ser ver una serie de Netflix que te gusta o leer un libro.
Básicamente, lo que el estudio viene a deciros y confirmarnos a través de la ciencia es algo que ya sabíamos. En un principio, nuestra propia naturaleza social nos pedirá tener cierta compañía, y que cuando es la deseada incrementará nuestro bienestar, pero la soledad seguirá siendo necesaria para construirnos como personas autónomas e independientes de manera integral. Tal y como dice el autor del estudio, el Dr. Liad Uziel del Departamento de Psicología de la Universidad de Bar-Ilan: “Uno necesita una combinación de experiencias constructivas a solas y sociales, ya que cada tipo de entorno social aporta ventajas únicas y muy necesarias“.
El tiempo a solas también es una oportunidad para mejorar nuestro propio crecimiento personal, permitiéndonos reflexionar de manera autónoma e integrar ese pensamiento con los que percibimos de los demás en un contexto social y formar así nuestro propio desarrollo personal. Por tanto la soledad también es necesaria para reducir el estrés y agobio de las relaciones interpersonales incluso para nuestro sistema inmune como demostró un estudio de la Universidad Pablo Olavide, que nos hace más vulnerables a virus y bacterias (Conde, 2013).
En otro estudio diferente se ha descubierto que nuestro cerebro se activa en zonas diferentes cuando estamos solos, por lo tanto nuestras experiencias se asimilan de manera diferente. Cuando esto se hace de manera equilibrada y nuestras relaciones sociales no son forzadas se produce ese punto de equilibrio entre soledad y compañía que mejorará nuestro bienestar personal.
No es que sea malo esta solo, es que es necesario y beneficioso.
Barr, A. B. et. Al. (2016) Romantic relationship transitions and changes in health among rural, White young adults. J Fam Psychol; 30(7): 832-842.
Conde Dusman, M.J. (2013). ¿Es mejor estar solo o acompañado? Preguntémosle a nuestro sistema inmune. MoleQla: revista de Ciencias de la Universidad Pablo Olavide, 12
Uziel, L. (2020). The Language of Being Alone and Being With Others. Social Psychology
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Realmente muy interesante. Esta información nos ha servido para crear un post que pronto publicaremos en nuestras redes sociales y que por supuesto enlazaremos a este post.
Muchas gracias por toda tu labor investigadora y ¡a seguir así!
¡Muchas gracias! :)