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(Español) Cómo gestionar el estrés laboral en un mundo hiperconectado

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Tenemos una mañana llena de trabajo, de correos electrónicos que atender, mensajes de texto, llamadas de teléfono, atender a las personas del negocio y encima bajo una exigencia de tener que hacerlo de manera eficiente y productiva. Llegamos a nuestro teórico tiempo de descanso y lo que suenan son notificaciones de redes sociales y whatsapps que siguen avivando nuestras ganas de desconectar en un mundo que parece que nos persigue y exige por encima de nuestras posibilidades. Vamos a profundizar un poco más en todas estas señales que pueden desencadenar en situaciones anómalas de agotamiento que en ocasiones necesitan de atención por parte de un psicólogo especializado en estrés laboral que nos ayude a enfocar mejor tode este aluvión de estimulación.

La hiperconexión y la dificultad de desconectar en el siglo XXI

Estar hiperconectado significa vivir en un estado de conexión continua, donde la frontera entre lo laboral y lo personal prácticamente se ha borrado. Hoy en día, muchas personas trabajan en oficinas híbridas, revisan correos en el transporte público, contestan mensajes de clientes mientras cenan o reciben notificaciones de su jefe un domingo por la tarde. Este estado de hiperestimulación constante provoca que el cerebro nunca logre “bajar las revoluciones”.

El problema se intensifica porque el tiempo libre, que debería estar destinado a la recuperación, queda igualmente colonizado por estímulos digitales constantes. Las redes sociales, las alertas de noticias, las aplicaciones de mensajería y la presión por “estar al día” generan una sensación de urgencia que no desaparece aunque la jornada laboral haya terminado.

Por ejemplo, un trabajador que, después de salir de la oficina, decide revisar un momento sus redes sociales antes de cenar, se expone a una avalancha de información: mensajes de amigos, publicaciones laborales en LinkedIn, debates políticos en Twitter o incluso correos de la empresa que llegan a su bandeja. Lo que en principio era un espacio de ocio, se convierte en una extensión del trabajo y en una fuente adicional de activación mental.

Desde la neurociencia se sabe que cada notificación actúa como un pequeño estímulo de recompensa —similar a un “golpe” de dopamina— que mantiene al cerebro en un estado de alerta constante (Kuss & Griffiths, 2017). Esta hiperactivación puede parecer inocua, pero a largo plazo dificulta que el sistema nervioso entre en fases de reposo profundo, fundamentales para la recuperación mental y física.

De este modo, la persona nunca logra “desconectar del todo”: trabaja en la oficina, luego atiende mensajes en casa y, por último, antes de dormir, consume más contenido digital que lo estimula y retrasa el sueño. La consecuencia es un ciclo de agotamiento progresivo en el que el descanso deja de ser reparador y, en su lugar, alimenta el riesgo de estrés crónico y burnout.

Un ejemplo real y común: una analista financiera que, tras su jornada, sigue respondiendo mensajes de WhatsApp del equipo en distintos husos horarios. Aunque físicamente está en casa, su mente sigue en modo “oficina”. Esto, mantenido en el tiempo, desemboca en fatiga crónica, irritabilidad y, en muchos casos, síntomas claros de burnout (OMS, 2021).

Señales de burnout en un mundo hiperestimulado

El burnout no aparece de un día para otro: es la consecuencia de semanas o meses de exposición prolongada a factores estresantes. En el contexto actual, la hiperestimulación digital juega un papel central en este desgaste.

  • Agotamiento emocional: empleados que revisan notificaciones incluso en vacaciones y sienten que nunca descansan. Un caso típico es el de quienes teletrabajan y tienen la costumbre de abrir el portátil “solo cinco minutos más” al final del día… que se convierten en dos horas extra de trabajo invisible.

  • Despersonalización o cinismo: la saturación de reuniones virtuales (“Zoom fatigue”) lleva a trabajadores a sentir indiferencia hacia su equipo o clientes. No es raro escuchar frases como “otra videollamada más, no aguanto”, reflejando una desconexión emocional con las relaciones laborales.

  • Baja realización personal: recibir correos y tareas a deshoras genera la sensación de que nunca se cumple lo suficiente. Esto produce un círculo vicioso: más horas, más cansancio, menos productividad, más frustración.

  • Problemas físicos: dolores cervicales por largas jornadas frente a pantallas, insomnio por exposición a la luz azul de dispositivos en la noche o migrañas por la multitarea digital constante.

Un ejemplo ilustrativo es el de un programador en modalidad de teletrabajo que recibe tickets de soporte a cualquier hora y siente que su tiempo personal se diluye. Poco a poco empieza a dormir mal, se irrita con su familia y experimenta una pérdida de motivación. Este patrón encaja con lo descrito por la OMS (2021) y la literatura sobre tecnoestrés (Tarafdar et al., 2019).

Estrategias de afrontamiento

La buena noticia es que existen medidas prácticas para recuperar en cierto modo nuestro equilibrio mental. Lo aconsejable sería que fuesen dirigidas por un profesional especializado para que sean lo más adaptado a la persona, contexto y caso concreto. Algunas de ellas pueden ser:

  1. Higiene digital y límites claros
    Ejemplo: una trabajadora de marketing pacta con su equipo que no se envíen mensajes por WhatsApp fuera del horario laboral. Esto no solo reduce su ansiedad, sino que mejora la productividad de todos al día siguiente.

  2. Digital Detox programado
    Reservar momentos sin pantallas, como los domingos sin correo electrónico. Estudios de Mirbabaie et al. (2020) muestran que este tipo de desconexión reduce el estrés percibido y mejora la concentración.

  3. Pausas conscientes
    Empleados de empresas tecnológicas en Silicon Valley practican pausas de autoconocimiento y conscientes de 5 minutos entre reuniones online para contrarrestar la “Zoom fatigue”. Esta práctica reduce la fatiga cognitiva (Kabat-Zinn, 2003).

  4. Contacto con la naturaleza
    La teoría de restauración de la atención (Kaplan & Kaplan, 1995) respalda que paseos en entornos verdes ayudan a reducir la saturación digital. Ejemplo: un trabajador que después de una jornada de teletrabajo camina en un parque y regresa a casa con mejor disposición para descansar.

  5. Actividad física y sueño reparador
    Un estudio de la OMS (2021) advierte que la sobrecarga laboral afecta directamente la salud cardiovascular. Incorporar ejercicio ligero (caminar, estiramientos) y evitar pantallas antes de dormir son prácticas protectoras frente al burnout.

  6. Entorno laboral saludable
    Espacios ordenados reducen el cortisol y mejoran el foco (UCLA, 2011). En teletrabajo, por ejemplo, separar físicamente la mesa de trabajo de la sala de ocio ayuda a que la mente distinga roles.

La psicología profesional como aliada

Aunque estas técnicas son efectivas, no todas las personas responden igual. Aquí es donde entra el papel de centros especializados como Psintra, que ofrecen un acompañamiento adaptado.

  • Evaluación individual: identificar los factores de estrés concretos (hiperconexión, sobrecarga digital, falta de desconexión).

  • Intervenciones personalizadas: desde entrenar al paciente en límites tecnológicos hasta mejorar su higiene del sueño.

  • Programas de empresa: talleres de gestión de estrés, programas de mindfulness corporativo o formación en organización digital.

  • Fomento de la resiliencia: trabajar en la capacidad de los empleados para afrontar la incertidumbre y el cambio.

Un caso típico atendido en consultas es el de profesionales que sienten que su móvil “nunca se apaga”. Con acompañamiento psicológico, se desarrollan rutinas de desconexión que permiten mejorar tanto su descanso como su rendimiento laboral.

Referencias

  • Kaplan, R., & Kaplan, S. (1995). The restorative benefits of nature: Toward an integrative framework. Journal of Environmental Psychology, 15(3), 169–182.
  • Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-based interventions in context: Past, present, and future. Clinical Psychology: Science and Practice, 10(2), 144–156.
  • Kuss, D. J., & Griffiths, M. D. (2017). Social Networking Sites and Addiction: Ten Lessons Learned. International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(3), 311
  • Mirbabaie, M., Marx, J., Braun, L.-M., & Stieglitz, S. (2020). Digital Detox—Mitigating Digital Overuse in Times of Remote Work and Social Isolation. arXiv preprint arXiv:2012.09535.
  • Organización Mundial de la Salud. (2021). Long working hours and risk of cardiovascular disease and stroke. Geneva: WHO.
  • Psicopico. (s. f.). Estrategias de afrontamiento frente al estrés.
  • Tarafdar, M., Cooper, C. L., & Stich, J. F. (2019). The technostress trifecta—Techno eustress, techno distress and design: Theoretical directions and an agenda for research. Information Systems Journal, 29(1), 6–42.
  • UCLA Center for Everyday Lives of Families. (2011). Effects of clutter on cortisol levels and cognitive performance.

Iván Pico

Director y creador de Psicopico.com. Psicólogo Colegiado G-5480. Graduado en Psicología. Diplomado en Ciencias Empresariales y Máster en Orientación Profesional. Máster en Psicología del Trabajo y Organizaciones. Posgrado en Psicología del Deporte y Entrenador Profesional de Futsal Nivel 3. Visita la sección "Sobre mí"para saber más. ¿Quieres una consulta personalizada? ¡Contacta conmigo en https://ivanpico.es/!

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