La Organización Mundial de la Salud advertía en 2020 que una de cada cinco personas en ese momento se veía muy afectada por el estrés y la ansiedad. Este aviso lo realizaba en un momento muy duro para la Humanidad global, en plena pandemia de Covid 19. A su vez, advertía de que estos episodios se iban a agravar como consecuencia del coronavirus.
El estrés, así como la ansiedad y otros problemas de índole mental y psicológico, deben ser detectados a tiempo para tratarlos con eficacia, pues de lo contrario pueden acabar en patologías de mayor gravedad.
Existen síntomas que son muy reconocibles y se asocian con precisión a estar sufriendo estrés. Uno de ellos es el bruxismo, que es el rechinar continuo de dientes. A este se suman otros como la tensión muscular, el cansancio generalizado y la sensación de irritabilidad.
El estrés es un proceso que afecta tanto a hombres como mujeres y que en muchos casos, también puede tener consecuencias en la actividad sexual. De hecho, el portal Platanomelón explica qué incidencia tiene en la libido esta afección.
En Cómo afecta el estrés al deseo sexual, la empresa de artículos eróticos muestra qué podemos hacer para recuperar una actividad sexual satisfactoria con sencillos consejos.
En los casos más graves, el estrés no solo se asocia a la pérdida de interés por la actividad sexual, sino que puede plasmarse en ausencia de secreción vaginal en ellas y en problemas de erección y eyaculación precoz en ellos. Vemos con más detalle por qué suceden esos fenómenos.
Hombres y mujeres cuando sufren episodios de estrés experimentan un desequilibrio hormonal que repercute negativamente en las prácticas sexuales. No solo se produce una falta de concentración, sino que disminuye el deseo y las experiencias son mucho menos satisfactorias.
En el caso de ellos, las consecuencias más visibles son la dificultad para alcanzar erecciones potentes y la eyaculación precoz. Son procesos que, además, van minando la autoestima de muchos hombres.
La disfunción eréctil se manifiesta como la incapacidad para mantener la erección, lo que da lugar a relaciones sexuales de baja calidad. Cuando el hombre sí alcanza la libido y su pene está completamente erecto, el contratiempo puede surgir con la eyaculación precoz, lo que también merma el placer en esos encuentros íntimos.
En ellas, en las mujeres, los problemas de estrés inciden en una actividad sexual menos satisfactoria por otros motivos. El reflejo de esos episodios de debilidad anímica y mental tiene también un resultado físico, pero con falta de lubricación.
Si la vagina y el clítoris están poco lubricados, las relaciones sexuales son poco placenteras. A su vez, los cambios hormonales también provocan una caída en el deseo sexual. Si bien muchas mujeres pueden practicar sexo aun sintiendo estrés, el grado de bienestar es mucho más reducido.
Por otra parte, a esto hay que sumar encuentros más dolorosos y hasta ciclos menstruales irregulares. Y como no, también más dificultad para alcanzar el orgasmo.
El gran problema del estrés en el ámbito sexual no es que reduzca las opciones de practicar sexo, sino que esos encuentros son mucho menos satisfactorios. En este sentido, si eres consciente de que lo que te lleva a no disfrutar del sexo es el estrés, una vida muy ajetreada y no encontrar paz mental, lo primero que debes hacer en diagnosticar bien esas causas.
Desde Platanomelón ofrecen algunas claves, como por ejemplo no forzarse uno mismo a tener relaciones sexuales ni hacer lo propio con la pareja o a buscar otras fórmulas de excitación, como por ejemplo el uso de juguetes eróticos, aceites y también poner el foco en otras actividades excitantes como los masajes.
Fuera de estas recomendaciones, la comunicación es muy importante. El sexo solo puede ser saludable y satisfactorio cuando hay una buena conexión con la pareja. Si estás pasando por un momento de estrés y cierta debilidad mental, habla abiertamente de ello con tu pareja para buscar una situación común.
Este deseo de comunicación puedes ampliarlo hasta un tratamiento con un terapeuta, un sexólogo o un médico de salud. Ellos, los profesionales, van a ayudarte a diagnosticar qué causa es la que está provocando estrés y menor libido.
Otro consejo interesante es mantener un estilo de vida activo, con rutinas de ejercicio periódicas. El ejercicio es una de las mejores vías para reducir el estrés, pues ayuda a tener un menor desempeño y eleva el deseo sexual.
Finalmente, no dudes en buscar soluciones en la meditación. Para alcanzar un mejor estado mental y físico es fundamental trabajar el cuerpo, pero también la claridad de ideas. Con la meditación conocerás de primera mano qué es lo que estás sintiendo, alejarás problemas cotidianos de tu mente y podrás desempeñarte con más éxito en tareas sexuales.