¿Por qué nos ayudan las frases motivadoras?
Hay que tener cierto cuidado a la hora de utilizar las frases como elemento motivador cotidiano porque una simple frase no sirve por sí misma como activadora sino que debe existir una cierta predisposición positiva previa de la persona que la lee para que la incorpore como herramienta motivadora de manera eficiente. De hecho, una frase de este estilo utilizada ante una persona con un estado depresivo puede ser incluso frustrante para la misma, al no verse capaz de asimilarla como cierta. Por lo que hay que usarla con cierto optimismo realista.
Criterios de funcionamiento de las frases motivadoras.
Además de la predisposición positiva de la persona que hablamos en el párrafo anterior, existen otros criterios básicos para que las frases influyan en nuestra conducta, fundamentalmente estos cinco:
- Que tenga identidad propia. Es decir, funcionan mejor si provienen de una persona que sea un ejemplo propio de su buen uso que podamos transferir al nuestro propio.
- Que tenga un gran componente emocional. Todo aquello que remueve nuestras emociones será mejor procesado y por tanto mejor recordado por lo que el impacto será mayor.
- Que aporte conocimiento nuevo. Es decir, que no digan obviedades.
- Que sea fuente e inspiración rápido. Que no cueste entenderlas y que sea sencillo transferirlas como estímulo para iniciar la nueva conducta proactiva.
- Que sirva de desbloqueo. A veces una frase puede ser el interruptor que desbloquee temporalmente un pensamiento que pueda estar siendo recurrente o incluso irracional. Por eso, al igual que en el punto anterior, deben ser frases contundentes pero sencillas de entender, sin excesivos rodeos y directas para relacionarlas directamente con el tipo de problema en el que estamos bloqueados nosotros.
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