Lo que podemos considerar como una figura clave en la motivación, es la del entrenador o educador. En una encuesta a 270 practicantes de baloncesto en el preuniversitario de EE.UU, el 47% admite que el entrenador tiene sobre ellos una gran influencia, mientras que el 42% admite que tiene alguna influencia. Estas influencias se expresan fundamentalmente en la ayuda en problemas personales (25%) transmisión de orgullo por el trabajo en equipo (18%) y porque el entrenador muestra la importancia de trabajar fuerte (17%).
Estos datos señalan que el entrenador es un factor que no sólo es capaz de influir en la motivación hacia la actividad deportiva, sino que lo hace en áreas educativas importantes y muy cercanas a las necesidades vitales de los jóvenes en formación. La transferencia emocional que vinculará al educador con el alumno será determinante por lo que es muy importante cuidar la comunicación y el manejo de las habilidades emocionales. El entrenador ha de estar bien formado en todo tipo de competencias para con la finalidad de saber formar en consecuencia, como ya hablamos en una artículo anterior.
En todo caso, los datos señalan que el 80% abandona el deporte entre las edades de 12 y 17 años. Las causas del abandono deportivo, según Weiss y Chaumenton, son múltiples: conflictos de interés con otras actividades, lesiones, pérdida de la diversión, falta de incremento de las habilidades, disgustos con el entrenador, presión competitiva y demasiado consumo de tiempo.
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En el deporte, el entrenador es el principal motivador y, por tanto, su personalidad, su convicción, sus fines y sus técnicas de motivación son fundamentales parar el desarrollo de las actitudes y el éxito de los jugadores.
El entrenador puede estar sacrificando otros elementos del juego también importantes para reforzar su área. Por ejemplo, un entrenador muy ordenado tendrá equipos ordenados, uno amante de la defensa tendrá equipos de grandes defensores, etc.
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Las metas motivacionales
Uno de los papeles fundamentales de todo entrenador-educador es el establecimiento de metas motivacionales. Éstas deben de ser marcadas no solo durante la temporada sino durante la pretemporada y el periodo transitorio de vacaciones. Mantener al alumno-jugador motivado tiene como objetivo asegurar el correcto manejo de la personalidad de los individuos y las situaciones importantes que afectarán posteriormente a todo el equipo.
¿Cómo funcionan las metas motivacionales?
Locke y Lathan han dado 10 hipótesis respecto a cómo operan las metas sobre el rendimiento en el deporte:
- Las metas específicas regulan la acción de manera más precisa que las metas generales. Por ejemplo, el jugador primero ha de aprender a pasar el balón antes de exigirle la perfección en una acción combinada.
- Si las metas son específicas, mientras más altas son mejores para el rendimiento, siempre que haya suficientes habilidades y compromiso con la tarea, es decir, mientras sean asequibles o realistas. Es decir, una tarea monótona de contro-pase básica terminará aburriendo, es mejor pensar una tarea con el mismo objetivo, sencilla pero más motivante (una vez adquirida la destreza inicial). Ver Destrezas Psicomotrices
- Metas difíciles y específicas conducen a un mejor rendimiento que no establecerlas o establecerlas sin precisión. Por ejemplo, una meta difícil y específica podría ser el terminar la temporada sin encajar goles de estrategia, o un número determinado de goles.
- La combinación de metas a corto y largo plazo conducen a un mejor rendimiento que el uso de metas a largo plazo solamente. Las metas a largo plazo se terminan “olvidando”, para reforzarlas hay que poner pequeñas submetas. Por ejemplo, no encajar goles de estrategia en un determinado partido de fútbol sala, a la larga podrá conseguir la meta del ejemplo del punto 3.
- Las metas afectan al rendimiento porque dirigen la actividad, movilizan el esfuerzo, incrementan la persistencia y motivan la búsqueda de estrategias apropiadas para realizar las tareas. El entrenador no tiene que hacer máquinas, la motivación intrínseca tiene que seguir existiendo, por eso la meta tiene que obligar a agudizar el ingenio a los jugadores para conseguirlo, aunque el entrenador marque las pautas.
- El establecimiento de metas será más efectivo cuando hay una retroalimentación que demuestre progreso en relación con el grado de cumplimiento de la meta. La importancia del feedback, como ya hablamos en otro artículo.
- Con metas difíciles de alcanzar, el mayor grado de compromiso conduce a un mejor rendimiento. En equipos de rendimiento, por ejemplo, el lograr alcanzar la permanencia en la categoría con un equipo pequeño crea un efecto de equipo con compromiso sobre el objetivo común. En la base, los objetivos hay que explicarlos desde el punto de vista formativo, aclarando la consecución de los objetivos marcados al principio de temporada.
- El compromiso puede ser afectado por diferentes medios como solicitar la aceptación de la meta, el apoyo, llevar al sujeto a la participación en el establecimiento de las metas y mediante incentivos y recompensas. Un incentivo para un equipo de formación puede ser el simple hecho de poder jugar más partido al finalizar la sesión principal por haber conseguido los objetivos. Se podría mantener un programa de economía de fichas para lograrlo.
- La consecución de metas puede ser favorecida por un adecuado plan de acción, especialmente cuando la tarea es compleja o a largo plazo. Si el propio entrenador no tiene una planificación deportiva o una metodología de trabajo va a ser complicado mantener la motivación, el jugador tiene que ver el progreso.
- La competencia incrementa el rendimiento en el grado en que conduce a situarse metas difíciles e incrementa el compromiso con las metas. La competencia tanto interna como externa motiva a la mejora, hay que tener cuidado en la formación de grupos durante las tareas de entrenamiento para favorecer esta competencia.
El compromiso del entrenador tiene que ir más allá del mero entrenamiento técnico-táctico e involucrarse en la formación y educación de sus jugadores, como personas que se defenderán en la vida real no solo en el terreno de juego.
Recuerda siempre que el entrenador puede apoyarse en la figura del psicólogo deportivo para formarse en competencias y habilidades para aprender a transmitirlas bajo una supervisión eficiente.
Imagen: pixabay.com
Referencias bibliográficas
- Balaguer, I. Entrenamiento psicológico en el deporte, Ed. Albatros, Valencia, 1994
- Bandura, A.: Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84, 91-215, 1977.
- Bandura, A.: Social foundation of thought and action: A social cognitive theory. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, 1986.
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