No todas las personas están preparadas para afrontar determinadas situaciones sociales que para otras son cotidianas, tanto es así que las consideran aversivas para su vida y las intentan evitar con las consecuentes dificultades para realizar muchas actividades diarias debido al estado de ansiedad que les provocan. A esto es a lo que llamamos fobia social o trastorno de ansiedad social.
Podemos definir la fobia social como un miedo intenso y persistente ante una o varias situaciones sociales o de actuación en público, en las que el individuo se ve expuesto a una observación y posible evaluación por parte de otras personas en la que se anticipa un resultado negativo para ella, como podría ser actuar de manera embarazosa o humillante mostrando incluso síntomas observables de ansiedad, como inquietud, temblor, tics o incluso rubor facial, entre otros.
Por este motivo, el sujeto con fobia social intentará escapar de esas situaciones para evitar el elevado malestar que le generan. Por ejemplo, en situaciones de relaciones interpersonales se les observa más aislados, retraídos o torpes a la hora de interactuar debido a la ansiedad y preocupación excesiva que se genera en sus pensamientos, aunque sean irracionales e incoherentes para ellos son reales lo que influye en su seguridad y confianza para realizar ciertas funciones sociales, a veces básicas, por temor a ser rechazados o evaluados.
Esto se explicita porque en situaciones sin contexto social los individuos no presentan dificultades. Por ejemplo, no tienen dificultad para comer, cantar o escribir solos en sus casa pero sí en compañía de otros bajo su observación.
Cuando esto se produce no solo social específico o bien ante varios diferentes lo que puede dar lugar a un trastorno social generalizado. Además, este comportamiento podrá derivar en otros trastornos, como trastornos depresivos, trastornos por consumo de sustancias u otros trastornos de la ansiedad.
Entre otras muchas situaciones sociales, aquellas más generales en las que se puede padecer de fobia social se abarcan dentro de estos cinco posibles contextos:
- Interacción con desconocidos.
- Interacción con el sexo opuesto.
- Expresión asertiva de molestia, enfado o desagrado.
- Quedar en evidencia/hacer el ridículo.
- Hablar o actuar en público/interacción con personas de autoridad.
Las dividimos en tres grandes niveles, conductual fisiológico-emocional y cognitivo.
1. Características conductuales.
- Inhibición comportamental en situaciones de interacción social.
- Menos contacto ocular.
- Mayor tiempo de silencios en conversaciones.
- Menor fluidez verbal.
- Comportamientos de escape y evitación.
- Menos reuniones sociales o citas.
- Menores interacciones sociales básicas. Por ejemplo, dejar de acudir al médico en casos extremos.
2. Características fisiológicas-emocionales.
- Reacciones típicas de ansiedad.
- Aumento tasa cardíaca.
- Cambios en la respiración.
- Tensión muscular.
- Molestias estomacales.
- Diarrea
- Náuseas.
- Escalofríos
- Etc.
- Reacciones específicas fobia social:
- Rubor facial.
- Sudoración.
- Temblor en extremidades.
- Sensación de “nudo en la garganta”.
- Urgencia por orinar o defecar.
- Síntomas de ataque de pánico.
- Sensación de ahogo.
- Opresión en el pecho.
- Etc.
3. Características cognitivas.
- Conciencia excesiva de uno mismo: atención en uno mismo que aumentará una información interoceptiva negativa de la situación.
- Evaluación de las situaciones sociales como amenazantes o pensamiento catastrofista: anticipación y sobreestimación de los resultados y consecuencias de manera irracional.
- Atención focalizada en el fracaso social.
- Creencias personales preconcebidas relacionadas con la incompetencia, el ridículo y la aprobación antes que por la situación real.
- Sesgo en la percepción de la interacción, como entender de forma diferentes una conversación.
- Valoración negativa de sí mismo y la situación: baja autoestima y autoeficacia percibida.
Si sientes este miedo irracional y te perturba tu vida diaria quizás sea buen momento para solicitar ayudar profesional de especialistas en psicología clínica, como psicólogos-zaragoza.net.
A pesar de que la fobia social y agorafobia son tipos de trastornos de ansiedad, no son lo mismo y es conveniente aclararlo antes de finalizar porque suelen ser confundidas. La agorafobia es un miedo provocado por el pensamiento irracional de no tener escapatoria en un lugar con mucha gente o en espacios abiertos sobre todo cuando se está solo ante el temor a no poder ser socorrido por nadie. Por el contrario, en la fobia social el miedo se produce ante gente por temor a ser evaluados o no saber responder correctamente a esa situación, que genera un estado de ansiedad que se intenta evitar.
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