Que el deporte de élite es una carrera dura y exigente no es algo nuevo. Es bien sabido que para alcanzar lo más alto del podio a nivel mundial en cualquier deporte se necesita pasar por un intenso proceso de entrenamiento y seguir directrices extremadamente duras que requieren de disciplina y mucha fortaleza tanto física como mental. Aún con todo, esforzarse de esta forma tampoco garantiza alcanzar en ansiado y anhelado éxito, pero si se logra, lo que espera al ganador es la gloria de haber sido el número uno del mundo en su respectiva disciplina y la fama y el dinero que esto trae consigo.
Con tantos sacrificios por el camino y tanto que ganar, no es de extrañar que el nivel de presión y estrés a los que se someten los deportistas de élite sean insoportablemente altos en cada evento deportivo, cada prueba, cada competición o cada partido. Y esto trae consecuencias psicológicas que provocan que muchos tiren la toalla, en ocasiones con secuelas difíciles de borrar y también provoca que los que continúan vivan múltiples años de su carrera deportiva en un terrible sufrimiento. Lo curioso de esto es que el deporte de por sí es muy saludable. Esto también es de sobra conocido. Es de hecho imprescindible para una buena salud física y mental el practicar algo de deporte y son numerosos los beneficios que podemos obtener al practicar alguna o varias actividades físicas, siempre que lo hagamos de forma sana y con moderación.
Lewis Hamilton y Serena Williams, dos de los deportistas más conocidos y con más posibilidades de llevarse el campeonato en su deporte todos los años como indican las mejores casas de apuestas, se han unido a los mensajes de apoyo para poner atención al bienestar psicológico de los atletas. Tanto Hamilton como Williams se han pronunciado recientemente a favor de prestar mayor atención a estos problemas en relación con la polémica acontecida con la tenista profesional y número 2 del ranking WTA Naomi Osaka. De acuerdo con recientes declaraciones de la joven tenista, Naomi Osaka lleva experimentando depresión y ansiedad desde el año 2018, cuando durante el U.S. OPEN fue abucheada por un público que hacía muestra de una hostilidad cruel e injustificada, algo que verdaderamente marcó a la deportista.
Pero, aunque este evento pudiera ser la principal causa los problemas que afligen a Naomi Osaka, es la falta total de consideración por parte de los medios la que causa gran parte del daño, ya que, tras cada evento deportivo, situaciones que son de verdadero estrés para los deportistas profesionales, se ven además obligados a soportar ruedas de prensa en las que deben afrontar preguntas en muchos casos inapropiadas y directamente infames. Lejos de tratar de facilitar este proceso, la respuesta de los medios ha sido la de presionar todavía más. La tenista, que en más de una ocasión se ha negado a participar en dichas ruedas de prensa, ha recibido numerosos avisos de que no cumplir con sus obligaciones de cara a los medios puede suponerle multas de varios miles de dólares. Batallar con esta situación, que en sus propias palabras le está resultando muy dura, ha motivado en última instancia su negativa a participar en el Grand Slam francés y renunciar al Roland Garros 2021. Naomi Osaka es una joven promesa que a su temprana edad y en su relativamente corta trayectoria ha logrado llegar a lo más alto del tenis y se ha convertido en la deportista mejor pagada de la historia de acuerdo a la revista Forbes.
Como muchos han hecho notar, es significativo que deportistas de este nivel sean incapaces de afrontar sus problemas psicológicos pese a haber ya alcanzado los más altos niveles en sus respectivos deportes y por tanto disponer de los recursos económicos y mediáticos para obtener la mejor ayuda psicológica posible. Se trata por lo tanto de un problema muy grave del que se sabe desde hace décadas, pero que sigue de algún modo oculto bajo el manto mediático del deporte de élite. Ni las audiencias ni los medios deportivos parecen querer oír de los problemas que sufren sus héroes favoritos. Solo quieren verlos jugar y esto es algo que debemos replantearnos. Y es que detrás de todas esas métricas y todos esos récords hay seres humanos.
