Los embarazos suponen una transformación para el cuerpo humano. Las subidas y bajadas hormonales, la acumulación de grasa o los cambios internos, propiciados por engendrar un bebé, producen cambios físicos y psicológicos en las madres, que no siempre saben cómo gestionar dicha transformación.
A medida que se va acercando el momento del parto, estos altibajos son más frecuentes y, de hecho, en muchas ocasiones continúan tras dar a luz. Por esta razón, los expertos recomiendan realizar actividades físicas y psicológicas cómodamente con ropa premamá. De este modo, las madres, especialmente las madres primerizas, se preparan para hacer frente al nacimiento y los cambios operados en su organismo.
Son muchas las razones que justifican la necesidad de hacer deporte en el embarazo o tras el parto. Por un lado, en muchas mujeres los meses de gestación dan lugar a dolores profundos, especialmente en riñones o espalda. En estos casos, es fundamental realizar actividades y ejercitar los músculos. Además, se ha demostrado que las mujeres que están acostumbradas a la práctica deportiva continuada, incluido el periodo del embarazo, atraviesan un parto menos doloroso y se recuperan de manera más rápida que aquellas que no hacen deporte.
Dentro del ejercicio diario que las mujeres embarazas pueden practicar, encontramos diferentes actividades. Practicar yoga prenatal es sumamente beneficioso, entre otras porque los profesionales que imparten las clases son fisioterapeutas especializados. Asimismo, la natación, los pilates o los paseos diarios de al menos 30 minutos son prácticas que generan beneficios en el cuerpo humano y ayudan a despejar la mente.
Además de los cambios corporales, las mujeres embarazadas sufren episodios emocionales relacionados con las hormonas. En este sentido, la tendencia obsesiva, la inestabilidad emocional o incluso los cuadros de ansiedad pueden presentarse de manera recurrente. A ello se unen los cambios físicos que opera el cuerpo, los cuales pueden afectar al estado de ánimo de las mujeres, que, pese a su condición de embarazadas, pueden no sentirse cómodas con su cuerpo.
Por esta razón, es fundamental educar y ayudar a la mente. Ejercitar la mente es una labor que precisa de tiempo y paciencia. Prácticas como el yoga (del que hemos hablado anteriormente), la meditación diaria y la lectura de ciertos libros presentan efectos positivos sobre el cerebro. De hecho, se ha comprobado científicamente que la meditación diaria durante al menos dos meses es capaz de alterar algunas áreas cerebrales, reduciendo aquellas relacionadas con el estrés y la ansiedad.
Además, es recomendable que tanto el ejercicio físico como la meditación se ejecuten con ropa cómoda que permita la correcta circulación. Por ello, la ropa premamá o ropa adaptada a estas necesidades es una posibilidad de regalo para madres primerizas.
Por último, es crucial que las mujeres embarazas, pese a sus antojos, mantengan una dieta equilibrada e ingieran el suficiente ácido fólico. Este, que no es otra cosa que vitamina B9, es indispensable para la correcta formación del feto, por lo que su ingesta es controlada por los especialistas.
Asimismo, los hábitos alimenticios intervienen enormemente en el estado anímico y emocional, en el desarrollo del feto y en la recuperación postparto de la madre.