A menudo escuchamos sobre la necesidad de que exista más de un tipo de empatía en el mundo. Es más fácil estar en sintonía con nuestros propios sentimientos y emociones que conectar con los demás. Cuando alcanzamos tener empatía, ésta nos permite “caminar una milla en los zapatos de otro”, por así decirlo. Nos permite entender las emociones que siente otra persona.
Tenemos que estar dispuestos a desarrollar empatía para que nuestras relaciones no se deterioren. Cuando una persona permanece obsesionada con las fallas de la otra, el resultado es un enfrentamiento mental y emocional en el que todos se adhieren a sus armas, no se resuelven los problemas y las situaciones parecen irreconciliables. Pero tomar la iniciativa y mostrar empatía, puede romper el ciclo, ya que cuando una persona se siente comprendida, es más probable que corresponda al esfuerzo y se abra a la reconciliación y el entendimiento. El resultado será una relación de confianza en la que ambas partes estén motivadas para dar a la otra persona el beneficio de la duda y perdonar fallas menores. Esto nos ayuda a ser más felices.
Entonces, ¿qué es exactamente la empatía y cómo se puede desarrollar?
La empatía es la capacidad de comprender y compartir los pensamientos o sentimientos de otros.
Para sentir y mostrar empatía, no es necesario compartir las mismas experiencias o circunstancias que los demás. Más bien, la empatía es un intento de comprender mejor a la otra persona al conocer su perspectiva.
Los psicólogos Daniel Goleman y Paul Ekman desglosan el concepto de empatía en las siguientes tres categorías.
La misma se centra en la capacidad de comprender cómo se siente una persona y lo que podría estar pensando.
La empatía cognitiva nos hace mejores comunicadores, porque nos ayuda a transmitir información de una manera que llega mejor a la otra persona.
Es la capacidad de compartir los sentimientos de otra persona. Algunos la han descrito como el “sentir tu dolor en mi corazón”. Este tipo de empatía te ayuda a construir conexiones emocionales con los demás.
Este tipo de empatía va más allá de simplemente comprender a los demás y compartir sus sentimientos ya que en realidad nos impulsa a tomar medidas y a ayudar en lo que podamos.
La empatía implica la capacidad de comprender emocionalmente lo que otra persona está experimentando. Esencialmente, es ponerte en la posición de otra persona y sentir lo que esa persona debe estar sintiendo.
Algunas razones por las cuales las personas a veces carecen de empatía radican en que somos víctimas de sesgos cognitivos, a veces, la forma en que percibimos el mundo que nos rodea está influida por una serie de estos sesgos cognitivos.
También a veces deshumanizamos a las víctimas ya que podemos pensar que las personas que son diferentes a nosotros tampoco se deben sentir y comportar igual que nosotros.
Por último, a veces culpamos a las víctimas por sus circunstancias ya que partimos de la premisa de que el mundo es un lugar justo y equitativo.
Si bien la empatía puede fallar a veces, la mayoría de las personas pueden empatizar con otros en una variedad de situaciones. Esta capacidad de ver las cosas desde la perspectiva de otra persona y simpatizar con las emociones de otra persona desempeña un papel importante en nuestras vidas sociales. La empatía nos permite comprender a los demás y, con bastante frecuencia, nos obliga a tomar medidas para aliviar el sufrimiento de la otra persona.