¿Cuáles son los daños psicológicos de una negligencia médica?
El sufrimiento emocional y psicológico de las personas que pasan por este tipo de casos son principalmente de tipo emocional y relacionadas con la frustración, la incertidumbre, el sentimiento de vulnerabilidad e indefensión producida por hecho totalmente ajeno a su propio control. Estrés. Dependiendo de los casos, la situación suele desbordar a la persona. El conflicto llega de repente y cuando ya tenía otro frente abierto por causa de su propia enfermedad anterior agravada ahora. Los problemas crecen y en ocasiones no se llegan a afrontar de manera correcta. Multitud de procedimientos que realizar, nuevas consultas, opiniones, gestiones y los propios problemas añadidos del entorno familiar y laboral debido al daño producido por la negligencia médica. El apoyo de profesionales como psicólogos y abogados cobra importancia para reducir este nivel de estrés a niveles normales y no desencadene en males mayores. Ansiedad. Se crea una situación de incertidumbre que genera ansiedad por la inquietud de no saber bien lo que sucederá en un futuro. La falta de control de la situación dará lugar a pensamientos irracionales, falta de sueño, irritabilidad y otros síntomas de ansiedad excesiva que puede acentuar otro tipo de enfermedades. Derivado de la ansiedad también se producirán problemas relacionados con la falta de sueño o su higiene. Indefensión. La situación de falta de control de la situación y el abandono producido junto con los problemas que se generarán ante la reclamación al servicio sanitario sin demasiada fortuna puede desencadenar en sentimientos de desesperanza o depresión. Problemas emocionales. Todos los anteriores producen mala gestión emocional o problemas para superarlo, sobre todo en los casos sin apoyos; pero además, la persona que sufre una negligencia tiene un sentimiento emocional de ira interna por lo sucedido; y resentimiento hacia el sistema sanitario o incluso a veces sobre la persona que realizó la mala praxis médica. Esta hostilidad no controlada puede afectar al autocontrol y la irritabilidad de la persona que lo sufre; que puede nublar emocionalmente de cara a la resolución correcta del conflicto. Autoestima y desconfianza. La relación con el personal sanitario y médicos puede verse deteriorada tras ceder su confianza a los profesionales que finalmente empeoraron la situación en vez de resolverla. Obviamente esta confianza hay que restablecerla para que la persona se adhiera mejor a los nuevos tratamientos terapéuticos, pierda el miedo y siga confiando en el colectivo médico de cara a su recuperación, tanto en la situación producida por la negligencia como en situaciones futuras. Todo ello puede debilitar la autoestima de la persona; que además puede verse agravada en los casos en los que se produjo un deterioro físico irremplazable por causas de errores médicos. Sin duda, las negligencias médicas son unas de las situaciones que mayores conflictos psicológicos produce en las personas que lo sufren. Por tanto, contar con una red de apoyo será clave para la mejora, tanto para la víctima como para su entorno más cercano; que en muchas ocasiones también sufren problemas psicológicos relacionados con la convivencia con la víctima o con la gestión común de todo el problema.


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