La música y el deporte son dos de las actividades que más impacto emocional, afectivo, cognitivo y comportamental tienen sobre las personas. Son dos productos de la cultura que se han arraigado en prácticamente en todas ellas formando parte de nuestras vidas de forma natural. El componente emocional de estas dos actividades es tal que es difícil encontrar a alguien que no le guste la música, el deporte o ambas. Ya sea como practicante u observador, se encuentra en nuestras vidas, por tanto no es difícil pensar en que la combinación de ambas tenga una combinación emocional explosiva.
En el deporte la música es utilizada como dinamizador de la actividad, tanto para el propio deportista como para los espectadores que van a los eventos deportivos, entendidos como un evento de ocio que mueve a familias y simpatizantes en busca de diversión y entretenimiento. Es difícil no asistir a un evento deportivo sin que existan altavoces con música de acompañamiento, que en algunas ocasiones incluso es más motivante que el propio evento. De esto los americanos saben mucho, de montar shows deportivos, véase por ejemplo la Superbowl de la NFL de fútbol americano donde el evento musical del descanso es casi más popular y cotizado que el partido en sí.Hoy es la final del mundial de fútbol en Catar, entre las selecciones de Argentina y Francia donde sin duda la música formará parte del espectáculo donde se mezclará con el resto de emociones y sensaciones. De hecho, todas las selecciones han podido elegir parte de las canciones que se han escuchado en los estadios, para que sus aficiones pudiesen identificarse con su equipo, con su nación y selección. Este sentido de pertenencia es también parte importante de la música para con el deporte.La música y el deporte regulan nuestro estado emocional, eso está claro. ¿Quién no ha hecho deporte alguna vez mientras escuchaba música? O deberíamos decirlo al revés. ¿Quién no ha escuchado música mientras practicaba deporte? La era de la tecnología cada vez lo permite más, podrías estar escalando el Everest mientras escuchas en Spotify la canción más épica para culminar la cumbre con tus cascos inalámbricos conectados por bluetooth a tu smartphone, que por supuesto tendrá conexión a internet para buscar lo que quieras. Es un plus de motivación extra, está claro.
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Gran parte de nuestro rendimiento deportivo depende de la motivación, vinculada directamente por nuestro estado emocional y si algo despierta emociones es la música a través de sus letras y melodías. Si combinamos ambas cosas podríamos conseguir regular nuestros estados emocionales para mejorar nuestras competiciones deportivas y motivar nuestros objetivos físicos.Cuando escuchamos música de nuestro agrado se liberan en el cerebro serotonina y dopamina, entre otros neurotransmisores, siendo estando esta última muy vinculada a los procesos motivacionales y de aprendizaje, por tanto la asociación entre mejora del rendimiento y música parece evidente, si se hace de manera coordinada. Nuestro sistema de reforzamiento cerebral se basa en gran parte en las sensaciones de alivio y placer asociados a una conducta, por tanto si la música ayuda a gestionarlos puede ser un elemento mediador interesante para trabajar dentro de la psicología deportiva.
Sin embargo, como hablamos en este otro artículo sobre la activación óptima, se deben tener en cuenta algunos aspectos para no conseguir una hiperactivación o sobreactivación en momentos poco adecuados lo cual puede ser incluso contraproducente en determinados momentos de la preparación deportiva de entrenamientos y competiciones. Nuestros niveles de activación deben ser los idóneos, ni más ni menos, para rendir al máximo. El tipo de música seleccionada, el momento, el lugar y el contexto pueden influir de una u otra forma por lo que es importante conocer las limitaciones de la música sobre la práctica deportiva para que sea fuente de motivación real. En el deporte competitivo el atleta está expuesto a diversas demandas fisiológicas, psicológicas, temporales, económicas, contextuales, personales, familiares, laborales que tanto pueden ser controlables hasta cierto punto como totalmente incontrolables y ajenas al deportista. La preparación física Por tanto, el atleta va a intentar emplear todo tipo de recursos que potencien su rendimiento siendo la música uno de ellos perfectamente válido. La música es un recurso para mejorar la preparación psicológica de los deportistas tanto para los que se dedican a ello profesionalmente como para los más amateur.
Antes de analizar los efectos de la música sobre el deporte, es necesario conocer cómo nos influye la música a nivel personal practiques o no deporte:
La musicoterapia está ampliamente contrastada pero debe ser regulada de manera eficiente ya que la música tiene muchos componentes que deben ser coordinados y sincronizados: frecuencia, volumen, ritmo, timbre, melodía, tiempo y armonía que nos afectarán de una u otra manera. Tal es así que se ha demostrado que ciertas frecuencias de sonido y ritmos afectan a la secreción de determinadas hormonas y neurotransmisores como la dopamina, tan importante en la motivación humana, alterando nuestro estado anímico (Salimpoor, Benovoy, Larcher, Dagher & Zatorre, 2011).
Parece que la música solo afecta positivamente, pero todo en extremo o mal utilizado puede ser contraproducente: volumen excesivo, letras inapropiadas, ritmos incorrectos que nos terminan alterando más perjudicando nuestro propio bienestar. Cuando hablamos de deporte de rendimiento tenemos que tener en cuenta que la música tiene que gustar, y para gustar tiene que cumplir ciertos requisitos que no solo van medidos por las notas musicales, sino por los propios gustos personales e influencias culturales del oyente. Sin una predisposición inicial favorable sobre que la música sea un factor motivante es difícil conseguir que tenga los efectos deseados. Para músicas hay gustos y colores, clases y tipos por lo que seguro que existe la ideal para ti ya sea música electrónica, clásica, rock, pop, rap o músicas tradicionales.
En la práctica deportiva se escucha música en diversos momentos, cada uno de ellos con un tipo de música diferente. Pongamos ejemplos de esos momentos
Esto solo son algunos ejemplos de cómo la música influencia en el deporte de manera general, después dependerá de muchos otros factores más específicos como el tipo de deporte, la personalidad de los deportistas, el contexto, el momento, el escenario y el propio estado emocional. ¿Qué canciones te gustan a ti para practicar deporte?
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