Creo que existe poca gente en el mundo que no se haya tenido que someter a una prueba para conocer si está infectado por el SARS-CoV-2 o padece la enfermedad de COVID-19. Por desgracia, la mayor pandemia de los últimos 100 años ha traído a nuestras vidas hábitos nuevos de prevención e higiene para evitar contraer la enfermedad y paralizar su expansión; una de las más extendidas y usadas son las pruebas diagnósticas. El problema es cuando la población no colabora por algún tipo de temor al diagnóstico.
A nivel psicológico uno de los fenómenos que se aprecia en la población es un cierto estrés o ansiedad anticipatoria cuando nos tenemos que enfrentar a uno de estos test. El motivo es que muchas personas prefieren no saber el resultado y evitan la realización de la prueba para evitar una sorpresa mayor. Evidentemente es una creencia errónea porque cuanto antes sepamos que tenemos o no la enfermedad antes podremos actuar sobre ella y más beneficiará al resto de nuestros allegados que podríamos contagiar. Sin embargo, todavía existen personas que son muy reacias a someterse a este tipo de pruebas por miedo o en algunos casos incluso negacionismo sobre la enfermedad. Estas ideas sin base lógica suponen una ralentización en el proceso de paralización de la expansión de la pandemia. Este miedo a saber los resultados diagnósticos podría relacionarse con una fobia llamada iatrofobia que es el miedo intenso e inespecífico a ir al médico. Las razones para evitar la superación de la prueba médica pueden ser:
Existen dos grandes grupos de tipos de pruebas: las que nos hacen saber si tenemos la infección ahora mismo y las que nos indican si hemos estado en contacto con el virus.
Para saber esto se realizan las llamadas Pruebas Diagnósticas de Infección Activa (PDIA) que nos indicarán en caso positivo que la infección está activa y en caso negativo que no haya infección o bien que se encuentre en periodo de incubación. Tipos:
Para conocer si nuestro organismo ha estado en algún momento expuesto al virus SARS-CoV-2 se realizan las pruebas de anticuerpos. Esta detección no es considerada válida para el diagnóstico de la enfermedad y tienen una interpretación compleja por lo que debe ser acompañada con pruebas más fiables. En estos casos lo que se detectan son las inmunoglobulinas IgG e IgM, que son las proteínas que reconocen, captan y bloquean los virus para que los linfocitos (células sistema inmune) puedan reconocerlo y eliminarlo.Es una prueba con datos poco concluyentes ya que una IgG positiva no es sinónimo de tener inmunidad y una IgM positiva no siempre implica una infección activa. Tipos de pruebas de antígenos:
A medida que avanza la ciencia se van progresando en valores de efectividad y tiempos de diagnóstico, pero lo que está claro es que gracias a esta herramienta que ya está en nuestro lenguaje común se está consiguiendo controlar una de las mayores pandemias de la historia de la humanidad.Un simple test,puede salvar tu vida y la de los demás.Fuente: Ministerio de Sanidad de España