Que la sociedad en la que vivimos no es la misma que era hace 100 años es evidente. La principal causa de este cambio tan radical en la forma de comunicarnos, relacionarnos, trabajar o incluso estudiar es la rápida evolución de la tecnología. El teléfono móvil es una parte más de nuestra indumentaria cuando salimos de casa y la forma de llamar a nuestros amigos ha pasado de timbrar en casa a mandarles un Whatsapp y esperar a que nos responda. Esperar sí, pero poco. Enseguida nos entra la necesidad de revisar el teléfono. Podemos estar cayendo, sin querer, en una adicción a la tecnología. La adicción a las nuevas tecnologías (internet, redes sociales, apuestas, videojuegos, mensajería, compras, etc.) es un trastorno que empieza a proliferar entre las personas, cada vez más jóvenes, que se caracterizar por un uso compulsivo de los dispositivos electrónicos que genera comportamientos o sintomatologías anormales que limitan la funcionalidad de las personas que llegan a sufrirlo.
Tal es la repercusión de estas sintomatologías que la propia Organización Mundial para la Salud ha decidido incorporar el Trastorno por Videojuegos a su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) en su última actualización. Podemos extrapolar parte de estos síntomas no solo a videojuegos sino a otras relacionadas, como redes sociales o apuestas. Se caracteriza principalmente por:
Todo esto puede derivar en males mayores como ansiedad y depresión en algunos casos o problemas derivados del propio sedentarismo. Si puedo hacer las cosas desde mi sofá ¿por qué voy a ir a jugar al parque?Si necesitas más información puedes acceder a la web de Raúl Rubio Madrid para conocer mejor los tratamientos y las repercusiones psicológicas de este tipo de problemáticas cada vez más comunes, por suerte somos cada vez más los especialistas que dedicamos tiempo a la formación en estos aspectos que necesitan tener una actualización y adaptación constante al ser tan novedosos y fluctuantes. La adicción a la tecnología se crea en nuestro cerebro de la misma forma que una adicción a una sustancia. Los estímulos constantes que recibimos del juego o de la red social: notificaciones, likes, comentarios, doble check, bonificaciones, esa persona que nos gusta que sube una publicación a Instagram, etc. Todo esto activa nuestro sistema de refuerzo cerebral movilizando al neurotransmisor dopamina, responsable de informar al cerebro que una determinada conducta nos produce placer o alivio. Es decir, nuestro propio cerebro empezará a exigirnos cada vez más que entremos a jugar o revisar esa red social.
Los principios por los que se producen son principalmente tres, sin entrar en más detalles: contigüidad (inmediatez del estímulo y la respuesta), contingencia (probabilidad de éxito) y anticipación (activación previa al consumo). Todo esto desencadena la conducta compulsiva de consumo. Sí, de consumo, como en las drogas. Y todo esto en la palma de nuestras manos. Además, la presión social que sufrimos todos para este tipo de consumos es cada día mayor. Básicamente, lo que sucede es que en manos inadecuadas, desinformadas o vulnerables emocionalmente (como es el caso de jóvenes o personas de riesgo) es como si tuviesen en sus manos una máquina tragaperras de libre acceso, para cualquier edad y en cualquier momento. Si crees que puedes tener un problema relacionado con la dependencia digital es muy recomendable que te pongas en contacto con un profesional para atajar lo antes posible el problema o realizar un tratamiento a la adicción a las nuevas tecnologías lo más adaptado posible a tu caso.