El concepto de Atención Temprana, anteriormente también llamado Estimulación Precoz, hace referencia al conjunto de intervenciones interdisciplinares y/o transdisciplinares dirigidas a la población infantil, concretamente la comprendida entre los 0 y 6 años de edad, así como a su familia y entorno, cuyo objetivo es dar una respuesta eficiente y pronta a las posibles necesidades transitorias o permanentes de los niños y niñas con trastornos del desarrollo o con posible riesgo a padecerlo.
La Atención Temprana va a permitir darle la posibilidad a los bebés y niños de esas edades a potenciar sus habilidades tanto a nivel físico, intelectual y social que le permite desarrollarse mejor gracias a que estos profesionales aportarán los estímulos necesarios adaptados a las necesidades y tipo de trastorno asociado al desarrollo, que de otra manera tendrían más complejo aprender. Estos profesionales abarcan desde psicólogos, pediatras, pediatras, logopedas, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales que aportarán desde sus disciplinas específicas la estimulación necesaria para cada caso concreto.
Es por esto que se habla también de una intervención transdisciplinar ya que cada uno de estos especialistas deberían tener añadir a sus estudios una formación específica en algún tipo de Máster en Atención Temprana que les permita ejercer su profesión de forma adaptada a las necesidades individuales de forma global. Los psicólogos forman parte importante de los profesionales que intervienen en atención temprana, por la importancia de la psicología y el entendimiento del comportamiento humano con base científica para entender mejor el desarrollo evolutivo del niño.
Durante el desarrollo infantil el sistema nervioso adquiere la maduración necesaria que da lugar de forma progresiva a diversas funciones fundamentales para el resto de vida de la persona, tales como el control postural, la movilidad autónoma, el lenguaje o la interacción social mediante la comunicación. Por tanto, el desarrollo infantil está directamente relacionado con una correcta adaptación al medio del ser humano a nivel biológico y psicoafectivo. Un buen desarrollo infantil dependerá de dos pilares fundamentales: la base genética y los factores ambientales.
En cuanto que a los problemas de base genética es un factor impuesto más difícil de controlar e intervenir se puede abordar el resto de factores ambientales y conductuales de manera que la vida y el desarrollo de se realice de la manera más propicia en relación a esa base biológica. Por tanto, como ya dijimos, la Atención Temprana se dirige generalmente a la infancia comprendida entre los 0 y 6 años de aquellos niños y niñas que tenga un riesgo biológico, psicológico o social que pueda afectar a su desarrollo (Robles-Bello y Sánchez Teruel, 2013).
Antes de seguir leyendo este artículo aconsejamos desde un primer momento consultar con un médico especialista. En este primer grupo de casos se hace referencia a aquellos que padecen una alteración o discapacidad diagnosticada y documentada, como es el caso de trastornos en el desarrollo motriz, trastornos del lenguaje, trastornos cognitivos o sensoriales, etc. Dentro de ellos los podemos subdividir en 3 grupos de riesgo en un recién nacido (GAT, 2005; 2011):
En este caso, englobamos a todos aquellos niños y niñas que viven en una situación o condición social poco favorecedora para su desarrollo, debido a la falta de cuidados personales o las interacciones inadecuadas con los padres o familia derivados por ejemplo de maltrato, adicciones, abusos, negligencias o abusos. Los propios responsables de los niños recién nacidos o en sus primeras edades pueden no estar cumpliendo con sus obligaciones y necesidades con sus hijos. Algunos de estos riesgos son (GAT, 2005; 2011):
El trabajo de los profesionales de la atención temprana es también muy importante dentro del ámbito familiar, ya que guían a los padres en la buena dirección y trabajo con sus hijos en casa y aprenden a conocer mejor lo que les pasa para entender mejor la situación. El trabajo de los padres en casa es fundamental para el buen progreso de los niños. Además, si esta relación funciona correctamente es probable que los niños no tengan que recibir esta atención temprana durante el resto de su desarrollo ya que sus propias familias serán los que desempeñen este papel para seguir ejerciendo esa atención estimulante tan importante para la más correcta madurez de sus hijos dentro de las posibilidades de cada caso.
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Referencias:
GAT (2005). Libro blanco de la Atención Temprana. Madrid: Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía.
GAT (2011). La realidad actual de la Atención Temprana en España. [The current reality in the early intervention in Spain]. Madrid: Real Patronato de la Discapacidad.Robles-Bello, Mª A., Sánchez-Teruel, D. (2013). Atención Infantil Temprana en España. Papeles del Psicólogo, 34(2), pp. 132-143