Cuando estamos aprendiendo una determinada tarea, movimiento o ejercicio uno de los factores más importantes para asimilarlo correctamente es el de contar con una retroalimentación o feedback eficaz. Mediante esto el jugador o alumno percibe la calidad de la ejecución del movimiento. Si no existiese ningún tipo de retroalimentación el aprendizaje sería ineficaz o inexistente.
En psicología deportiva podemos distinguir fundamentalmente dos tipos o clases de feedback:
1. El feedback intrínseco
Cuando un jugador aprende destrezas deportivas la información de que se ha realizado de forma correcta y la calidad del gesto o movimiento aparece fácilmente si al ponerlo en práctica el propio jugador ve los resultados obtenidos. Por ejemplo, un jugador de baloncesto o de tenis puede ver si la pelota lanzada ha entrado o no. Esta información es evidente para el ejecutor, sin embargo, incluso en estas situaciones, es una ayuda considerable la indicación del entrenador respecto al motivo por el que se ha fallado o errado o por el contrario la causa por la que el disparo ha sido efectivo. Es decir, si un jugador de fútbol o futsal realiza un golpeo con un balón con la superficie del pie correcta y el balón llega a su destino, se ha de retroalimentar que el motivo de la buena finalización ha sido el buen golpeo y no quedarse solo con el gol como resultado. Lo mismo sucede si el disparo ha sido defectuoso y se ha ido a las nubes por no pisar bien con el pie de apoyo, por ejemplo. Este tipo de feedback intrínseco es importante sobre todo para el aprendizaje de la técnica individual y acciones motrices en los inicios del proceso de enseñanza-aprendizaje.
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El feedback intrínseco a su vez puede ser exteroceptivo (procede de los sentidos, el jugador ve que su disparo ha sido efectivo), propioceptivo (postura y movimiento, el jugador ha mantenido el equilibrio al realizar un salto) o interoceptivo (órganos internos, cuando un corredor de fondo siente cansancio por su ritmo cardíaco elevado).
2. El feedback extrínseco
También llamado feedback aumentado. Se refiere a la información que hay que proporcionarle al sujeto cuando el feedback intrínseco no se la da. Por ejemplo, un corredor de fondo necesita conocer el tiempo que va marcando mediante medios externos. El feedback extrínseco puede provenir del entrenador, o de otras fuentes tales como un video, un reloj o señales similares. El feedback extrínseco puede ser en función de los movimientos realizados. Por ejemplo decirle a un jugador: “¡Levanta la cabeza!” para favorecer una conducción de balón más efectiva. Esto podría comunicársele de forma simultánea al movimiento, al finalizar la ejecución del movimiento o de forma aplazada al terminar la tarea o en un reunión posterior.
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Técnicas para aumentar el feedback
En ciertas ocasiones, a pesar de que los movimientos erróneos son obvios para el entrenador-educador no lo son para el jugador-alumno por lo que saberla transmitir no es fácil. Es habitual que cuando se está aprendiendo a ejecutar una acción el ejecutante sea incapaz de convertir las indicaciones de su entrenador en una conducta motriz adecuada. Por el contrario, y lo que es peor, lo que pasa es que los propios alumnos-jugadores no se creen lo que les está diciendo su entrenador. Por esta razón el entrenador ha de tener una muy buena habilidad para comunicar una retroalimentación. Para lograr transmitir un feedback deportivo eficaz el entrenador ha de dar buenos motivos para hacerle creer al jugador que realizar un determinado movimiento le será útil e innovar y ser creativo en la forma de comunicarlo. Por eso, si eres entrenador y has llegado hasta aquí, empieza a pensar como poder llegar a tus jugadores ya que tu propia originalidad será la verdaderamente efectiva.
Para dar algunas ideas sobre técnicas de feedback podemos citar algunos ejemplos que sirvan para avivar el ingenio de los entrenadores:
- Decir siempre una determinada palabra que los jugadores asocien a una mala recepción (o buena). Por ejemplo, si quieres que tus jugadores hagan buenos pases con el interior, cada vez que se haga uno muy bien ejecutado dar un grito de “Ok!”.
- Posicionar a los jugadores mal para que vean lo que sucede cuando hace una mala acción. Por ejemplo, colocarles mal el pie de apoyo en el disparo para que vean que lanzan la pelota a las nubes.
- Si quieres corregir la carrera de un jugador, podrías pintarle las plantas de los pies para que vea por donde va pisando mal.
- Si quieres que tus jugadores conduzcan con la cabeza levantada, prueba a preguntarles al finalizar un ejercicio de qué color era el peto que tenía su compañero de al lado.
Cada deporte, cada entrenador y cada jugador es un mundo y depende de los medios de que se dispongan por lo que son cientos de miles las opciones igualmente válidas mientras tengan un objetivo de retroalimentación.
Si quieres algunas sugerencias más puedes contactar conmigo y te ayudaré a adaptarlas a tus necesidades.
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