El alcohol es la sustancia psicoactiva que más problemas personales, sociales y sanitarios origina y la tercera causa de mortalidad en Europa debido al cúmulo de problemas anexos: hipertensión arterial, cirrosis, cáncer, accidentes de tráfico, etc… A pesar de que a bajas dosis sus efectos iniciales son estimulantes y reducen la tensión no dejan de ser una sustancia depresora del Sistema Nervioso Central (SNC). Según los estudios es un fármaco con una probabilidad de un 15% de producir dependencia tras consumirla una sola vez (tabaco 32%, heroína 23%, cocaína 17%, estimulantes 11%, cannabis 9%, analgésicos 8%, inhalantes 4%). Como toda sustancia adictiva actúa aumentando la dopamina en el cerebro, concretamente en la zona del refuerzo y la recompensa (el nucleo accumbens del estriado ventral).
El consumo prolongado de este, produce tolerancia a sus efectos, por lo que el
sujeto tiene que aumentar la cantidad y la frecuencia de ingesta para lograr el
mismo efecto. Si el alcohol se retira rápidamente del sistema, habrá un tiempo de
desajuste entre la retirada y la vuelta a la normalidad de las células nerviosas. El
sistema tendrá que compensar por algo que ha cesado de estar presente.
La consecuencia es una alteración en la función, opuesta a la que el alcohol causó
en primer lugar. Esto es lo que se llama síndrome de abstinencia, que puede ser
psicológico o físico, o ambos, severo o grave, corto o largo, y que depende de una
multitud de factores individuales, ambientales y sociales. Este síndrome puede ser
tan intenso y aversivo que los sujetos afectados mantendrán la ingesta con el fin de
evitar estos síntomas.
La principal crítica a esta hipótesis es que alcohólicos desintoxicados en centros de
tratamiento especializados pueden recaer en la bebida mucho después de que los
síntomas de abstinencia hayan desaparecido.
Fase prealcohólica
La ingesta de alcohol va progresando de una actividad social y agradable a
una panacea para aplacar las tensiones de cada día.
La tolerancia al alcohol aparece relativamente pronto.
Empieza a beber alcohol antes y después de ingerirlo socialmente.
Necesita beber cada vez mayor cantidad y con más frecuencia para obtener
los efectos psicotrópicos deseados.
Alcoholismo temprano:
Suelen comenzar a presentarse episodios cortos de amnesia. Se trata de
fallos de memoria durante o tras el consumo excesivo de alcohol.
No obstante, hay que señalar que muchos alcohólicos progresan a estadios
más avanzados de dependencia del alcohol sin experimentar este tipo de
amnesias.
Los síntomas de abstinencia empiezan a aparecer y el sujeto inicia cada vez
más tempranamente la ingesta de alcohol.
Algunos sujetos empiezan a padecer de trastornos del sueño, despertándose
durante la noche.
En este contexto el alcohol pasa a ser fuente de creciente preocupación para
el sujeto. El alcohol interfiere cada vez más en su vida cotidiana, y el sujeto
percibe que su conducta le roba tiempo y dinero.
Pronto se acompañan sentimientos de culpa que llevan a que la bebida se
efectúe de una forma más escondida. La conducta típica de mantener
botellas escondidas en lugares cotidianos tales como la casa, el coche,… se
manifiesta durante esta fase. El bebedor en este período, se muestra extremadamente defensivo y hace todo lo posible por negar, a sí mismo y a
los demás, sus problemas con el alcohol.
Fase crucial:
Empieza cuando en el sujeto aparece el fenómeno de la pérdida de control.
El sujeto que llega a esta fase se ha convertido en un adicto al alcohol.
Durante este tiempo puede aparecer el fenómeno de la tolerancia reducida,
por lo que el sujeto puede alcanzar la intoxicación con cantidades menores
de alcohol que anteriormente no le producían tal efecto. El sujeto lucha por
mantener el control.
Desde el punto de vista social, su vida comienza a desintegrarse, en casa, en
el trabajo,…
Fase crónica:
Supone la derrota total ante el alcohol, y se caracteriza porque el sujeto
puede permanecer ebrio durante una semana o más. En esta situación
beberá cualquier cosa que contenga alcohol.
Lesiones físicas del hígado y cerebro se presentan en este período, que,
junto a la desnutrición y déficit vitamínicos derivados del desinterés por el
cuidado personal, pueden finalmente abocar al coma etílico y a la muerte.
No todo alcohólico sigue un proceso progresivo coincidente con las mencionadas
cuatro fases, habiendo múltiples y diferentes formas de desarrollar la dependencia
alcohólica. Tampoco todo alcohólico invariablemente culmina hasta el proceso de
completo deterioro; algunos consiguen moderar.
Qué pasa cuando
Procesos agudos: de aparición brusca e irreversible, relacionados con la
intoxicación de alcohol o con situaciones de abstinencia, tales como amnesias
temporales, alucinosis y delirium tremens.
Procesos crónicos: que cursan de forma lenta e insidiosa y con tendencia a la
irreversibilidad, que se manifiestan en forma de trastornos cognitivos, de la
personalidad y afectivos.
Alteraciones cognitivas.
Demencia alcohólica.
Encefalopatía de Wernicke.
Síndrome de Korsakoff.
Alteraciones de la personalidad.
Disfunción sexual
Síndrome amnésico de Korsakoff:
Se caracteriza por un fuerte deterioro en las funciones de la memoria
anterógrada y de la memoria retrógrada, apatía, y preservación de las
capacidades sensoriales y otras capacidades intelectuales.
El síndrome de Wernicke-Korsakoff es un trastorno mental en el que la memoria y el aprendizaje se ven afectados, involucrando otras funciones cognitivas. Este síndrome está ocasionado por una deficiencia nutricional, o bien por un abuso excesivo de alcohol. Estas dos causas desembocan en la falta de vitamina B1 o tiamina.
No es usual que en individuos no alcohólicos, pero que han tenido una
encefalopatía, se presente el síndrome de Korsakoff. Esto hace suponer que en
la etiología de este síndrome la contribución de la neurotoxicidad inducida por
alcohol tiene un peso específico. Sin embargo, se conocen casos de personas
no alcohólicas que han desarrollado un síndrome amnésico de Korsakoff.
Algunos autores han señalado que la fisiopatología de Wernicke puede provocar
igualmente fuertes déficit de memoria. La distinción entre el síndrome de
Korsakoff y la encefalopatía de Wernicke no es necesariamente clara y precisa.
Desde el punto de vista patológico existe una superposición de las áreas
afectadas en los dos síndromes. Debido a esta falta de demarcación clara entre
ambas enfermedades, se ha propuesto, por varios autores, usar el término
“síndrome de Wernicke-Korsakoff”, que describiría los dos síndromes
La psicosis de Korsakoff es resultado del daño producido en áreas del cerebro involucradas en la memoria. Se manifiesta en forma de amnesia anterógrada (dificultades para crear recuerdos nuevos), aunque también puede aparecer de forma más inusual, como amnesia retrógrada (dificultad para acceder a recuerdos del pasado).
El síndrome o psicosis de Korsakoff tiende a desarrollarse a medida que desaparecen los síntomas del síndrome de Wernicke, por lo que se conoce como la continuación o el estadio final de un proceso de encefalopatía aguda descrita por Wernicke, motivo por el que se identifica de forma más global como Síndrome de Wernicke-Korsakoff.
Carl Wernicke descubrió por primera vez el trastorno en 1881 en tres casos, dos asociados con alcoholismo crónico y uno con vómitos persistentes después de una intoxicación con ácido sulfúrico. Los síntomas que registró incluían alteraciones oculares, ataxia de la marcha, polineuropatía y afectaciones mentales como apatía, disminución de la atención y desorientación en el tiempo y en el espacio. Observó las mismas alteraciones patológicas en los tres casos.
En 1887 Sergei Korsakoff descubrió por primera vez y de forma exhaustiva el síndrome amnésico conocido actualmente como psicosis de Korsakoff (PK). Describió una variedad de manifestaciones que incluían el delirio, pero el trastorno se caracterizó por la pérdida de la memoria reciente con confabulación, con una relativa preservación de otras funciones intelectuales.
la psicosis de Korsakoff (PK) es el componente psíquico de la encefalopatía de Wernicke (EW). Por tanto, el complejo sintomático debe denominarse encefalopatía de Wernicke (EW) cuando no es evidente el estado amnésico, y psicosis de Korsakoff (PK) cuando hay síntomas oculares, atáxicos y amnésicos. (3)
Conviene aclarar que este síndrome no sólo se presenta en casos de abuso continuado de alcohol, sino en muchos trastornos y afecciones que disminuyan o dificulten la correcta absorción de la tiamina en el organismo,
Añadir Comentario