La culpabilidad es una emoción, y como todas tienen su función. Paralizarse ante algo es necesario para aprender a enfrentarse a una situación que te ha superado y de la cual te sientes responsable. Pero no es útil si no funciona como punto de inflexión hacia la mejora personal. Si te quedas paralizado por la culpa eternamente empieza a no ser inútil. Suena fácil decirlo pero evidentemente es difícil aplicárselo. Mientras te sientes culpable estás desperdiciando el tiempo presente por comportamientos pasados como si eso los fuese a solucionar. Es lo mismo que pasa con las preocupaciones, pero en estas últimas el tiempo lo pierdes preocupándote por lo futuro. La psicología lo explica.
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Culpa o culpabilidad
No vamos a entrar a definir el término general de emoción, para ello con una simple búsqueda en Google tendrás miles de definiciones pero es importante recalcar primeramente en decir que existen dos tipos de emociones.
♦ Emociones básicas o primarias: las que vienen de serie de forma innata y ayudan a la supervivencia de la especie: como la ira, tristeza, asco, sorpresa o el miedo).
♦ Emociones aprendidas o secundarias: son las que surgen del aprendizaje social, del razonamiento, el lenguaje y la comunicación. En este bloque es en el que se encuentra la culpa, pero también la satisfacción, el aburrimiento, la complacencia o los celos. Completan a las primeras pero su función es mucho más social.
Hay que diferenciar entre la culpabilidad y el aprender de las lecciones del pasado. Hablamos de una emoción inútil cuando la culpabilidad te inmoviliza y esos remordimientos no te dejan realizar una vida normal, ya sea por estar molesto o incómodo o bien llegar a niveles de depresión mayores y más serios. Aprender de las equivocaciones sí es sano, evidentemente. Si lo que haces es prometerte no volver a realizar un acto, eso no es sentimiento de culpa. La culpabilidad es malsana cuando te gasta energía que podrías estar invirtiendo en mejorar las cosas. Sin embargo, la sociedad tiende a hacernos pensar que lo incorrecto es no sentir esa preocupación por el pasado: ¡Preocúpate del presente!
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Freud hablaba de algo así como que la culpa tenía una parte inconsciente y de ahí la “necesidad de castigo”, de autocastigarse. Pero esto son palabras para otros post.
Tipos de culpa y ejemplos
- Culpa residual: es la que conservamos de nuestra niñez. De cuando a veces nos hacían sentirnos avergonzados con frases del estilo amenazantes del tipo: “deberías sentirte avergonzado por haber suspendido” (somo si eso fuese a mejorar la nota…), o cuando un entrenador te quitaba del terreno de juego por haber fallado una ocasión clarísima de gol, evidentemente no por hacer eso el gol va a volver a entrar. O el típico que se le escucha decir a algunos padres: “Si no te comes la sopa, papá ya no te va a querer más”, Todas estas reacciones se van acumulando en ese niño que será adulto y a la larga aprenderá a que sentirse avergonzado y culpable es lo “normal”.
- Culpa autoimpuesta: es mucho más molesta que la primera y hace referencia a sentirse inmovilizado por acciones recientes que no tienen que ver con la infancia. Es cuando se infrige una norma o código. El dolor que se siente no va a hacer cambiar las cosas. Si un día se te olvida pagar en un bar la consumición y tienes malestar por ello…¿de qué te sirve sentirte así? Lo que has hecho está mal y tienes dos opciones: ir a pagar la cuenta al bar pidiendo disculpas o si no tienes opción porque ya te has marchado de la ciudad, anotarlo en las cosas que nunca más volverás a hacer y aprender de ello.
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Esta claro que el malestar generado por la culpa puede ser de menor o mayor importancia. No es lo mismo sentirte culpable por no haber felicitado el cumpleaños a alguien que sentirte culpable por haber cogido el coche borracho. En ambos casos el refugiarse en un sentimiento de dolor insano que te inmovilice no es la solución a los problemas. De hecho, si no le pones fin a esto, la propia culpa servirá de reforzador para volver a repetir la misma conducta bajo el amparo y la retribución de sentirse culpable y “autocastigarse”, como decía Freud.
Sal del bucle y aprende del error para mejorar en el presente hacia el futuro.
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Referencias bibliográficas:
Dyer, Wayne W. (1976). Your erroneuous zones. Fuck & Wagnalis, Nueva York.
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