La salud es un conjunto de manifestaciones del bienestar integral de las personas que van más allá de lo físico, siendo parte importante el aspecto mental y social del individuo. En el argot popular se suele usar para definir el bienestar el hecho de poseer salud, dinero y amor. Falta no lo hace y es que estas variables se interrelacionan entre ellas de manera directa. La forma en que nos financiamos la vida es parte de nuestro bienestar y una de las mayores preocupaciones de nuestro día a día.
La financiación como fuente de bienestar
Vivimos en una sociedad capitalista en la que nuestro porvenir está directamente relacionado con nuestra capacidad económica. Al menos hasta cierto punto, ya que existen diversos estudios que indican que a partir de aproximadamente unas retribuciones anuales de entorno a 70.000€ nuestra felicidad se ve incrementada en una proporción mucho menor. Es decir, cuando tenemos nuestras necesidades básicas bien cubiertas (y un poco más) la variable económica comienza a tener un peso mucho menor en nuestra ponderación de bienestar general. Aquí viene el problema. Muchas de nuestras necesidades básicas para conseguir ese bienestar mental vienen condicionadas a la disponibilidad económica que en la mayoría de los casos pasa por salarios muy reducidos en un mundo en el que la inflación va al alza y los precios de las cosas se disparan.Para muchas personas la adquisición de productos y servicios pasa por solicitar algún tipo de crédito para conseguir la liquidez que necesitan. Es importante conocer a fondo, o asesorarse con algún experto, antes de adquirir un préstamo online que nos permita tener lo que necesitamos, y por tanto, vivir el momento. Ese vivir el momento mejorará nuestro bienestar general. Si se hace correctamente y con criterio, obviamente.¿Cómo me compro algo que necesito si mi capacidad de ahorro es tan limitada? Ya no hablamos solo de la vivienda, donde parece estandarizado ya el uso de la hipoteca como medio de adquisición, o del automóvil, donde parece que la financiación también es algo muy aceptado por todo el mundo; sino que hablamos de otro tipo de necesidades como puede ser cambiar la lavadora.
¿Cuándo recurrir a un préstamo sin temor?
Tenemos que tener cuidado con estos modelos de financiación, y ser conscientes de hasta donde nos podemos permitir hacerlo. Tenemos que conocer nuestros ingresos reales fijos, los gastos reales fijos incluido el endeudamiento y, desde mi punto de vista, conservar todavía al menos un 10% de ahorro sobre nuestros ingresos. Es decir, una vez pagadas nuestras deudas, facturas, ocio e impuestos seremos capaces de conservar ahorro para imprevistos y nunca tener más del 35% de nuestros ingresos destinados exclusivamente al pago de deuda. Además, lo más correcto sería al menos esperar a tener un mínimo de ahorro, equivalente a nuestros gastos de unos 6 meses (mínimo), para poder tener esa tranquilidad económica que necesitamos. Si no estás en estas cifras lo que sería un alivio emocional por permitirnos vivir mejor podría ser un malestar por la incertidumbre en la capacidad de pago. En otras sociedades, como la americana, hasta los estudios se realizan a crédito porque existe la mentalidad de vivir el presente, de tener y hacer en el aquí y el ahora porque mañana no sabemos lo que nos puede pasar. Eso también es bienestar, pero cuando se hace bien, recordemos que existen préstamos con tipos de interés o condiciones desorbitadas que nos pueden amargar la vida. Lo importante es ser consciente de los límites y perder el miedo a no ser capaz de afrontarlos.
¿Vivir para pagar o pagar para vivir?
¿Por qué es buena solución recurrir a este tipo de financiación? El ahorro está bien, y es el mejor medio para no vivir bajo la tormenta y el miedo de la deuda, pero nuestra capacidad de ahorro cada vez es menor y tampoco podemos estar esperando toda la vida para cumplir nuestros objetivos vitales, porque dejarían de ser vitales. Piénsalo: ¿es mejor estar toda la vida sin ese viaje que necesitas hacer o hacerlo sabiendo que podrías pagarlo en cómodos plazos? ¿Cuál de las dos incertidumbres te genera mayor malestar? Está claro que tenemos que pensar en que la vida es eso que pasa y que se escapa. Vivir en un excesivo conservadurismo puede ser muy respetable, pero a veces nos limita. Debemos conocer nuestras posibilidades y tener nuestros propios límites para no caer en la trampa de la falsa financiación, porque debes ser consciente que el préstamos pagar hay que pagarlo. De hecho, existen personas que no son capaces de controlar ese impulso de compra mediante la tarjeta de crédito ya que parece que no se está gastando y luego vienen los sustos. Por eso es tan importante que existan unos conocimientos mínimos sobre economía, que deberían estar presentes en la educación primaria y secundaria de nuestros colegios e institutos para formar a personas más responsables financieramente. No nos engañemos, nuestras finanzas son parte de nuestro bienestar. Eso sí, hazlo con sentido y bien asesorado.
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